Rosa Arciniega, una autora que critica la modernidad

Rosa Arciniega fue una prolífica escritora que realizó su carrera literaria en España y Perú. (Foto: Biblioteca Nacional de España)
Rosa Arciniega fue una prolífica escritora que realizó su carrera literaria en España y Perú. (Foto: Biblioteca Nacional de España)

Un acercamiento a la novela Mosko-Strom y a la obra de la escritora peruana Rosa Arciniega (1909-1999).

 

Por Rosario Ortega Malqui

En una sociedad muy lejana ―o quizás no― y en un tiempo muy lejano ―o quizás no― existe Cosmópolis, la ciudad del progreso. En esta ciudad de ensueño trabaja Max Walker como el ingeniero director de una importante empresa. Todo es perfecto, eficiente y ordenado en su vida; sin embargo, algo le falta… La novela Mosko-Strom, de Rosa Arciniega presenta una sociedad hiperenfocada en el mundo laboral que deja de lado otros tipos de bienestar personal.

Arciniega bien podría parecer una autora contemporánea, porque en su obra aborda situaciones como la hiperindustrialización de algunos sectores, la deshumanización del trabajador y las ciudades globales. Sin embargo, Max Walker y la novela que protagoniza, Mosko-Strom, aparecieron por primera vez en 1934. Contemporánea a Aldous Huxley y su novela Un mundo feliz (1932), Rosa Arciniega también reflexionó acerca de la felicidad del individuo dentro de un mundo altamente industrializado. Cosmópolis, la ciudad emblema de Mosko-Strom, recuerda a las modernas Nueva York, Tokio o Shanghái; y Max Walker evoca un profesional inmerso en una industria de alta producción.

La autora no deja nada al azar con su historia. Walker es un hombre hecho a sí mismo, cuya vida se ha basado enteramente en un objetivo: convertirse en ingeniero. Trabaja en una empresa fabricante de automóviles y su obsesión es el nuevo motor que está desarrollando. Tiene una mujer, que se encuentra prácticamente abandonada, y un grupo de amigos que frecuenta con dificultad. Recuerda apenas su infancia, porque él vive en su presente, en sus logros y en la creencia de que todo puede ser más eficiente. Sin embargo, no es feliz. Lo tiene todo, menos tiempo para vivir.

Poco a poco la vida de Walker se va deteriorando: su matrimonio se fragmenta, sus ideales se ven cuestionados por su amigo Jackie Okfurt, la presión sobre Walker por sus obligaciones laborales es mayor. Todo esto lo obliga a adentrarse en la reflexión de su propia situación. Arciniega plantea una respuesta a la crisis de Walker: la vida en el campo. Este escenario bucólico, que recuerda mucho a imaginado por los poetas del Siglo de Oro; es el lugar donde Walker logra encontrar la felicidad que le faltaba.

Y es que Rosa Arciniega tiene mucho que ofrecer. Nacida en Áncash, Perú en 1903, emigró a Europa con su esposo, José Granza Pezet en 1928. Fue en Madrid donde desarrolló una brillante carrera como periodista, cimentó la imagen de la mujer moderna e intelectual en todos los aspectos de su vida. Incursionó en el pilotaje de avionetas -habilidad considerada masculina en su tiempo-. Su obra se caracteriza por la crítica a la sociedad de su presente y no se limita a la distopía de Mosko-Strom; también tiene otra novela con este mismo corte: Engranajes (1931) presenta la explotación y la precaria situación laboral del trabajador. En ella, evidencia y reitera de forma más directa su crítica hacia la sociedad de su tiempo. Arciniega es una escritora que no teme exponer sus ideales y críticas a la modernidad, ella se involucra y opina sobre lo que considera importante y urgente, como se puede observar en Jaque Mate (1931) donde cuestiona los totalitarismos -sobre todo al incipiente fascismo español-; y Vidas de celuloide (1934), cuya ambientación en Estados Unidos es mucho más explícita que sus antecesoras y habla sobre la vida del artista en Hollywood. Engranajes, Mosko-strom, Jaque Mate y Vidas de celuloide son las cuatro novelas principales de una primera etapa como escritora en España, junto a varios artículos en periódicos y novelas radiales.

En 1936, la escritora se vería obligada a volver al Perú, año en el que se publicó Pizarro (Biografía del conquistador del Perú), novela que marcaría el inicio de una nueva etapa, en la cual la autora  desvía la mirada hacia el pasado a partir de la modernidad del presente. Más allá de retomar el trauma de la conquista, Arciniega busca una posición más conciliadora con respecto a la figura de Pizarro. No lo toma como un hombre cruel y ambicioso, sino como un hombre destinado a lograr grandes hazañas. A esta biografía se le unirían otras también sobre hombres durante la conquista: Don Pedro de Valdivia: conquistador de Chile (1943), Dos rebeldes españoles en el Perú: Gonzalo Pizarro (el gran rebelde) y Lope de Aguirre (el cruel tirano) (1946) y Sarmiento de Gamboa, el Ulises de América (1956).

Si bien Rosa Arciniega es una escritora prolífica, no ha sido tan leída ni difundida como sus contemporáneos Carlos Oquendo de Amat o José Santos Chocano. Con las reediciones, en el 2019, de la editorial española Renacimiento de Engranajes, Mosko-strom, Jaque Mate y Vidas de celuloide, sus cuatro primeras novelas, y la edición Mosko Strom de la editorial peruana Pesopluma en el 2020. Su obra se acerca a un nuevo público.

En 2022, la novela gráfica 181 de Jimmy Carrillo y José Aguilar ganó el 4° Concurso Nacional de Narrativa Gráfica, organizado por la Casa de la Literatura Peruana, la Alianza Francesa en Perú, la Embajada de Francia en el Perú y el Ministerio de Cultura. Esta obra es una adaptación de la Mosko-Strom de Rosa Arciniega y ha permitido presentar una nueva lectura de su trabajo literario.

Su obra también puede ser consultada libremente en la Gran Biblioteca Pública de Lima, donde se encuentran ejemplares de sus novelas Mosko-Strom, y Engranajes, así como algunas de las biografías de los conquistadores y sus artículos periodísticos. La Biblioteca Nacional de Perú también tiene disponible de forma virtual Playa de vidas (1940). La Casa de la Literatura Peruana tiene Mosko-Strom disponible para la lectura en sala, junto a la novela gráfica 181, basada en la novela antes mencionada y que aseguramos no pierde la esencia crítica y los elementos distópicos que Arciniega impregnó en su obra hace casi 100 años.