Este 16 de julio se cumplen ochenta y nueve años del nacimiento de Francisco Bendezú (Lima, 1928-2004), poeta, periodista, traductor y educador peruano. Con motivo de este aniversario, la Biblioteca Mario Vargas Llosa de la Casa de la Literatura Peruana reseña Martín. Revista de Artes y Letras N° 13 (2004), publicación en homenaje a este gran poeta de la llamada Generación del Cincuenta.
Por Manuel Barrós, Biblioteca Mario Vargas Llosa
Martín. Revista de Artes y Letras N° 13 (2004) estuvo dedicada a la memoria y al legado poético de Francisco Bendezú. Este volumen comprende el esfuerzo colectivo de distintos críticos, alumnos, poetas y ensayistas, todos amigos de Bendezú a lo largo de su vida. En la nota editorial, José Antonio Chang Tarazona afirma: “Si hay un poeta que ha logrado reunir las resonancias clásicas de Petrarca con el vértigo verbal de Breton; la gracia y delicadeza de Garcilaso con la pasión calcinante de Eluard; si hay alguien que escribe octosílabos o endecasílabos perfectos o discurre con solvencia en sus versículos, ese es Francisco Bendezú”.
En su conjunto, la revista estuvo dirigida por Hildebrando Pérez (director académico), Jesús Ruiz Durand (director artístico) y Guillermo Thorndike (director editorial). Como en todos sus números, Martín contiene un contundente material gráfico que, de manera alternada, sugiere e interpela al lector. Por un lado, está la parte plástica de Ruiz Durand que abre las primeras páginas de la revista. Por otro, el dossier fotográfico que sirve como documento visual y da testimonio de los distintos episodios de vida de Bendezú, poeta de la llamada Generación del Cincuenta.
En su artículo “La fundación de una poética: Los años”, Carlos Garayar analiza y proyecta la importancia de la primera etapa poética de Bendezú. Comparando los distintos rasgos, influencias y hallazgos, Garayar traza un panorama crítico de lo que significó para el poeta su poemario Los años. “El lirismo, por oposición al coloquialismo […] se expresa a través de un lenguaje de estirpe surrealista que es el único que cultivó a lo largo de su trayectoria de más de cincuenta años”. También se detiene en parte de los elementos y vocabulario más íntimo y recurrente de Bendezú: lámpara, mar, espejo, niña, oro, fantasma, tarde, estatua. Por ejemplo, en esa fase inicial de su obra, despliega la importancia que tuvieron temas como la mujer, el amor, la ciudad, todas imágenes continuas que muchas veces funcionaron como epítetos.
Por su parte, Ricardo González Vigil en “Ángulo múltiples de Francisco Bendezú” señala que la poesía de Bendezú privilegia la ‘melopeia’ y la ‘fanopeia’ en la creación poética, situando su imaginario en “lo sensorial, lo sensual, lo sensitivo y lo sentimental; corpórea y terrenal”. A partir de un contrapunto entre Eguren. Chocano y los poetas de la Generación del Cincuenta, González Vigil comenta “Luminiscencia”, poema dedicado al recuerdo de Julio Ramón Ribeyro. En él destaca “sensorialidad y sensualidad, glorificación del placer corporal, ritualización del erotismo, esteticismo ‘purista’ y liberación ‘surrealista’ del deseo unida a una dama de sublimación paradisíaca”.
En “The twilight zone: Paco Bendezú entre Novalis y Marlene”, Mariela Dreyfus escribe un testimonio personal a partir de su experiencia como alumna en el curso “Poesía hispanoamericana del XIX” en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Bendezú dictaba el curso con una particular manera de traslucir la poesía en cualquier situación de su vida. Dreyfus lo recuerda como un profesor algo insólito, especialmente en relación a la poesía que compartía y enseñaba escrita u oralmente, en sus libros o en sus clases.
Ya en “Cantos: Un derroche ritual”, Antonio Melis escribe sobre uno de los poemarios más importantes de Bendezú. “Representa el despliegue definitivo del poeta, en su plena madurez expresiva”. El exceso, el desborde, el derramamiento continuo del autor a lo largo del libro es el rasgo de partida para analizar la forma y los contenidos de la obra. Es de resaltar en el análisis la relación osmótica con las pinturas de Giorgio De Chirico, además de los guiños históricos, los recursos técnicos, la exaltación amorosa, el erotismo y la sensualidad.
Otros colaboradores en este homenaje son Sandro Chiri, América Mudarra, Gregorio Martínez, Róger Santiváñez, Hildebrando Pérez y Roland Forgues. El volumen cierra con una breve antología de poemas de Francisco Bendezú y con un emotivo recuerdo-semblanza de Jorge Bernedo. Aquí uno de los poemas antologados:
Soledad
El aire pasa
como tú.
La luz canta,
blanca,
entre los árboles.
El amor iza en mi brazo
tu invisible cabellera.
Con nostalgia
de extáticas cinturas,
mi corazón deriva.
Un silencio de horizonte,
con tu sombra por esfinge,
impregna de arco iris
insondables azoteas.
Tu frente espejea
como una ventana.
El aire pasa
como tú.
Como tú,
lejana.