Irreverente, misteriosa y tierna a la vez, Nelly Fonseca Recavarren es una poeta cuya vida y obra han estado muy cercanas al mito y a la tragedia. En este mes dedicado a la mujer, te invitamos a conocerla a través del hermoso libro Nelly Fonseca. Selección antológica y estudios (Lima: Centro Cultural de España; AECID, 2009), un merecido homenaje a su figura y trayectoria.
Por Antonio Chumbile, Biblioteca Mario Vargas Llosa
Se suele decir que el mejor juez de una obra de arte es el tiempo. Sin embargo, no podemos afirmar que esto se cumpla siempre. ¿Cómo saber si no hay todavía por ahí algunos grandes poetas olvidados por décadas en alguna biblioteca? El destino de muchas obras literarias depende de las condiciones sociales y culturales del país y el contexto en que se publican. Depende también del azar. Y si a esto le agregamos los problemas de género que afectaron nuestra historia, podemos afirmar que muchas poéticas notables aún se encuentran esperando el reconocimiento que merecen. Tal es el caso de la poeta Nelly Fonseca Recavarren (Pacasmayo, 1922 – Lima, 1963). Esto, afortunadamente, está cambiando en los últimos años.
El libro Nelly Fonseca. Selección antológica y estudios (Centro Cultural de España: AECID, 2009), elaborado por iniciativa de Diego Lazarte Chinchay, reúne amplia información sobre la poética, el mito y la vida de esta singular autora que, desde edad muy temprana, ha tenido que lidiar con la parálisis de sus piernas debido a un fuerte accidente que le afectó la columna vertebral. Esto no impidió que escribiera su primer libro de poemas, Rosas matinales (1934), a los doce años. Desde entonces, tomó una decisión muy singular para la sociedad limeña de antaño: usó pantalones, terno y cabello corto como los hombres de su época y firmó sus libros como Carlos Alberto Fonseca. Bajo este seudónimo publicó varios poemarios hasta 1955, año en el cual se imprimieron dos libros con su verdadero nombre: Espigas de cristal y Raíz del sueño.
El estar sujeta al uso de una silla de ruedas no fue un impedimento para que Nelly Fonseca desarrollara una poética intensa y de temas muy variados. De hecho, en la antología Peruanas del siglo XX (Ediciones G.A.P., 1995), coordinada por Cecilia Barcellos, se comenta al respecto de la poeta que “las lectoras de sus apasionados poemas le dedicaban cartas de amor y ella, siempre bajo el seudónimo, las complacía con las respuestas que esperaban, entablándose un hermoso epistolario” (Barcellos, 1995: p. 90). Gracias a su espíritu lúdico, irreverente y tierno a la vez, abundan buena cantidad de anécdotas curiosas sobre su relación con sus lectores, sus amores y los niños. Estos contrastes se pueden ubicar en su poesía, donde la tristeza y la aventura se encuentran con mucha frecuencia.
El libro Nelly Fonseca. Selección antológica y estudios inicia con una biografía y una serie de semblanzas y ensayos notables sobre la producción literaria de la poeta barranquina. Entre éstos cabe destacar los textos de Andrea Cabel, Sandra Suazo y María Inés Vargas quienes nos brindan varias claves para comprender -y disfrutar- mejor los poemas. Los análisis dan cuenta de la importancia del mar, los astros, el destino y la soledad en la poética de Nelly Fonseca. Asimismo, se evidencia el fino cuidado de la musicalidad y métrica en sus versos, y cómo éstas formas clásicas no fueron un límite para la expresión de su sensibilidad sino más bien la canalizaron sus temas al ritmo de su “respiración” (p. 65). Estos ensayos examinan los poemas desde variados enfoques, tales como el retórico o el estudio de sus símbolos. Mención particular merece el texto de Rocío Castro Morgado, quien hace una curiosa recopilación de ideas y hechos en torno a los seudónimos y distintas “máscaras” que asumieron varios poetas en la historia de la literatura. Llamará la atención la cantidad de escritoras que han tenido que firmar con otros nombres para ser “tomadas en serio” por el público, y cómo ésta práctica afectó de algún modo su escritura (p. 44).
Los poemas seleccionados en esta antología se están reunidos en dos grupos: Velero alucinado y Bajo el signo de Libra. En el primero, encontraremos varias composiciones dedicadas al mar, los marineros y diversos personajes exóticos que se pueden encontrar en un viaje por altamar. Poemas como “Scherezada” “El buque ballenero” o “Motín a bordo” dan cuenta de la habilidad de Nelly Fonseca para disfrazar su yo poético y hablar desde sus propios personajes: “En este camarote de un buque ballenero, / he vivido en tres horas una larga jornada, asomado a la vida de los rudos marinos / por el ojo de buey de su ventana.” (p. 81). Ciertamente, en su rima y temáticas puede rastrearse la presencia del modernismo a pesar de que en el Perú ya habían pasado las vanguardias literarias durante los años veinte. Sin embargo, esto no disminuye su calidad; por el contrario, la particulariza. Su apego a ciertos temas y formas que pueden parecer de décadas pasadas responden a un interés muy personal y un desapego a las modas literarias de su época. Nelly Fonseca representaría un caso similar al de Julio Ramón Ribeyro, quien en algún momento fue irónicamente considerado como un narrador del “siglo XIX”. Al final, las obras literarias quedan en la posteridad más allá de los movimientos literarios en que se gestaron.
Varios poemas mantienen una narración pero eso no impide el uso continuo de imágenes y metáforas. Por ejemplo, en “Romance de una galera fantasma”:
Veinte relámpagos presos
sus veinte ramos de plata;
se redondea en sus velas
la púrpura más preciada;
lleva una estrella en la brújula
y un corazón en el ancla…
(Fonseca, 2009: 69)
Esta pasión por el mar llevó a que la autora también realizara algunas traducciones notables como la del poema “Fiebre de mar” del escritor y marinero inglés John Masefield (recogido por Ricardo Silva-Santisteban en Antología general de la traducción en el Perú. Tomo V. p. 435). Y así como el mar es promesa de aventura, también lo es de sensualidad en los poemas “Los últimos centauros” o “Viento de la noche”. En esta primera parte, solo la composición “La voz de las campanas” parece referirse a la experiencia de la poeta, desde la cual nos canta: “He entornado los ojos, para mirar más lejos, / Y, en un sueño de espejos, / he encontrado en el fondo de mi ser, de improviso,/ un carillón de voces cristalinas…” (p. 76) Resulta muy sugerente que “ver más lejos” implique ir más “al fondo del ser”, acaso para buscar esas múltiples voces e identidades que encierra el yo poético para luego escribir desde cada una de ellas.
En la segunda parte, titulada Bajo el signo de Libra, se han reunido los poemas más personales de Nelly Fonseca, en los cuales la poeta alude a su propia muerte, su poesía, su hogar y su gusto por el esoterismo. Aquí encontramos fragmentos del poema “Himno a las manos”, uno de los textos más citados en los ensayos introductorios del libro: “¡Oh las manos que esconden el arcano / de la vida, enigmático y secreto!… / Cada una es un misterio que mi inquieto/ pensar pretende develar en vano…” (p. 103). A pesar de que en estos poemas la autora se aleja de las aventuras y de su exotismo, no deja de desdoblarse en otras identidades para hablar sobre otros y sobre sí misma al mismo tiempo: “Aquella muchachita que vive junto a casa/ no duerme bien. (…) Muchas veces regreso, solo, al amanecer, / y hallo su luz prendida y en el aire/ un aroma de llanto de mujer.” (p. 110). Finalmente, abundan los textos confesionales que exhalan cierta tristeza pero que se enfrentan a su destino sin ningún ápice de derrota:
Quiero, para morir, un rincón quieto…
La lámpara apagada…
Como quien va a escuchar un gran secreto
-Que podría ser mucho o no ser nada-
Lejos de oído torpe o indiscreto.
(Fonseca, 2009: 114)
La presente antología también contiene un tierno y divertido testimonio del escritor Rodrigo Núñez Carvallo, un CD con un completo documental sobre su vida, un dossier fotográfico y una ilustrativa entrevista que le realizó el diario Las últimas noticias a la poeta en 1944. De las efusivas respuestas que se brindan, resaltamos algunas palabras con las cuales ella se refería a la humanidad pero que bien nosotros las deseamos para su poesía:
“No creo en la muerte. Creo solamente en la vida, una, infinita, proteica transformadora de formas y de mundos. Creo que esta aventura maravillosa que principia en un hombre continuará desarrollándose en etapas sucesivas a través de los astros y los siglos.” (p. 121)
El libro Nelly Fonseca. Selección antológica y estudios forma parte de nuestra Colección de literatura peruana y se encuentra disponible en la Biblioteca Mario Vargas Llosa de la Casa de la Literatura Peruana. Pueden consultar el texto gratuitamente de martes a domingo de 10:00 am. a 7:00 pm.