En el Día Internacional del Libro les recomendamos una lectura que los llevará a recordar sus primeras experiencias en una biblioteca: El libro salvaje de Juan Villoro. Atrévete a descubrir los secretos de un libro rebelde que no se deja atrapar fácilmente.
Por Antonio Chumbile, Biblioteca Mario Vargas Llosa
¿Quién no tiene en mente un libro que siempre ha deseado leer pero que aún no se ha atrevido a explorar? Por distintas razones o circunstancias, incluso en los lectores más voraces, siempre hay un libro que nunca encontramos o que constantemente se nos “escapa”. De esta curiosa situación parte El libro salvaje (Fondo de Cultura Económica, 2013), del reconocido escritor Juan Villoro (México, 1956), para sumergirnos en una historia donde no son los lectores quienes eligen los libros sino al revés. Quizá aquél libro que se nos escapa en realidad está esperando que nosotros estemos listos para él. Quizá, cuando menos lo esperemos, será el libro quien nos encuentre de sorpresa.
El libro salvaje fue publicado por primera vez en el 2008 y desde entonces ha sido ampliamente difundido, sobre todo entre los lectores más jóvenes. Su historia inicia con el drama familiar de Juan, un adolescente que repentinamente debe afrontar la separación de sus padres. Por este motivo es enviado pasar sus vacaciones en casa del tío Tito, un hombre cuya mayor parte de su vida ha transcurrido únicamente entre los libros de su casa. Aunque Juan no ha sido ajeno a la lectura, será en la casa de su tío donde la magia de las bibliotecas lo impactará de tal modo que cambiará su vida para siempre. Y no es para menos, si la casa contiene tantas habitaciones y tantos libros que Juan necesita agitar una campana para que lo ayuden cada vez que se pierde. Sin embargo, las sorpresas no quedarán allí.
En la casa del tío Tito los libros tienen la capacidad de moverse y escoger a sus propios lectores. Algunos gustan de esconderse en lugares sin luz, otros siempre están a la vista. Todo depende, según Tito, de la clase de lector que seamos. De hecho, Juan, su querido sobrino, pronto es reconocido como un “lector prínceps”, es decir alguien privilegiado con una buena intuición sobre el alma de los libros. Así iniciarán una amistad y una alianza muy peculiar que tendrá como fin encontrar y atrapar el libro más rebelde y escurridizo de todos: el Libro Salvaje, un ejemplar misterioso acostumbrado a huir como un bombero que “se dedica a provocar incendios” (p. 162).
Como en otros relatos de Juan Villoro, los detalles y las más insignificantes acciones de cada personaje delatan algunas de sus manías y obsesiones. El tío Tito, por ejemplo, detesta toda clase de ruidos externos excepto el de masticar a la hora de comer. Aparentemente, es por este motivo que siempre evita salir a la calle y hasta evitar conectar el teléfono. De todas formas, explica, “un libro es el mejor medio de transporte: te lleva lejos, no contamina, llega puntual, sale barato y nunca marea” (p. 91). La pasión de Tito por los libros es de tal intensidad que incluso en la cocina no dejan de inspirarle sus lecturas: pescado a lo Moby Dick con salsa Ismael, omelette al estilo de Homero o galletas de cronopios dulces y salados a lo Cortázar. Definitivamente, un personaje muy atractivo que también aprenderá muchas cosas de su sobrino Juan para conocer los misterios del Libro Salvaje y de la vida misma.
El libro salvaje nos revive ese curioso placer de perdernos entre los estantes de una biblioteca. Al lado de Juan vamos comprendiendo que perderse en muchas lecturas ayuda también a conocerse y encontrarse con uno mismo: “Los libros son espejos indiscretos y arriesgados: hacen que las ideas más originales salgan de tu cabeza, provocan ocurrencias que no sabías que tenías.” (p. 91). De este modo, aparecen distintas clases de lectores, desde aquellos que viven cada libro como si fuese real hasta aquellos que cambian las historias que leen a su propio gusto. No solo los libros sino también el cómo los leemos puede revelar nuestra forma de ser. Afortunadamente, cada lectura nos va construyendo. Con Juan lo notaremos mejor, cuando veamos cómo cada lectura lo ayuda a comprender mejor la situación de sus padres, las excentricidades de su tío y su primer amor.
No revelaremos la manera en que los personajes encuentran el Libro Salvaje pero sí compartiremos una pista que deja el tío Tito cerca del final: “Los libros mejoran si están rodeados de vida” (p. 224). Esta frase, tal como ocurre con muchas más que habitan cada página del libro, resuena en la mente del protagonista y los lectores hasta transformarse en una nueva: nuestras vidas mejoran cuando estamos rodeados de libros.
El libro salvaje de Juan Villoro forma parte de nuestra Colección de Literatura Juvenil y se encuentra disponible en la Biblioteca Mario Vargas Llosa de la Casa de la Literatura Peruana. Pueden consultar el texto gratuitamente de martes a domingo de 10:00 am. a 7:00 pm.