A propósito de nuestra exposición Libertad d’escribir. El ritmo combativo de Manuel González Prada los invitamos a leer uno de sus libros más polémicos y incisivos con la realidad de nuestro país: Horas de Lucha (1908).
Por Antonio Chumbile, Biblioteca Mario Vargas Llosa
Hoy más que nunca en el Perú urge releer a Manuel González Prada (1844-1918). Quizá esto suene un tanto repetitivo, pero más que a nuestra insistencia se debe a que la realidad nos sigue demostrando que muchos de los problemas que el autor de Pájinas libres denunciaba desde fines del siglo XIX aún continúan presentes. ¿Cuánto hemos mejorado? ¿Cuánto nos falta por cambiar? Quizá no haya nada mejor que los ensayos de Manuel González Prada para examinar nuestra trayectoria como país a nivel social, político y moral. En realidad, su lectura nunca dejó de ser urgente y necesaria.
Precisamente, Horas de lucha (1908) es el último libro de ensayos que en vida publicó Manuel González Prada. En él se reúnen varios textos dirigidos a examinar y criticar diversos personajes, agrupaciones y aspectos de nuestra sociedad: aristócratas, partidos políticos, periodistas, legisladores, magistrados, católicos y autoridades eclesiásticas. Uno tras uno son juzgados y denunciados sin ningún reparo por el autor en favor del libre pensamiento y la honestidad intelectual. En la segunda edición de Horas de lucha (Callao: Tip.“Lux”, 1924) también se incluye el fundamental texto titulado “Nuestros indios”, publicado originalmente en 1904, con el cual sienta un hito en la historia del indigenismo al considerarlo parte medular de nuestra identidad. Con este último texto se completa un corpus orgánico que retrata duramente la realidad peruana.
La primera parte del libro reúne los ensayos abocados a temas más específicos y propios de su contexto, en especial aquellos que atañen a la política y la religión. Por ejemplo, se describen las carencias y excesos de Nicolás de Piérola y Andrés. A. Cáceres a manera de muestra de lo que ocurre en los distintos niveles de nuestra clase política (p.11). Como contraparte a estos males, en “Librepensamiento de acción” (p.45) se señala el pensamiento libre y científico como la mejor vía para forjar nuestra identidad más allá de las represiones estatales y religiosas. Por otro lado, debido a su aporte visionario en nuestro país, en esta parte también destacan los ensayos “Las esclavas de la Iglesia” (p.79), donde se insta a la mujer peruana a liberarse de la servidumbre moral al que la intentan reducir los clérigos, y “El intelectual y el obrero” (p.107), donde se explica la importancia del trabajo conjunto de ambos agentes para la reconstrucción nacional.
La segunda parte de Horas de lucha es la más extensa y, probablemente, la más despiadada. Haciendo uso de su característica prosa, Manuel González Prada da rienda suelta a sus más filosos adjetivos para describir los vicios y mediocridades que abundan entre nuestra ciudadanía y sus agrupaciones intelectuales y políticas. Desde los periodistas, en quienes “la falta de sinceridad y honradez se junta casi siempre al exceso de ignorancia” (p.137), hasta los abogados, en cuya carrera, “como en un sepulcro voraz e insaciable, se han hundido prematuramente muchas inteligencias, quizá las mejores del país” (p.182), ninguno parece salvarse de su afilada pluma. De hecho, Manuel González Prada no duda en dedicar varias críticas a los propios liberales, quienes en aquellos años se consideraban como sus políticos más cercanos. Esto nos brinda una idea de su persistente búsqueda de coherencia y consecuencia con sus ideales.
Finalmente, es imposible no destacar el contundente estilo de escritura de Manuel González Prada. Pocos escritores han llegado a tal nivel de persuasión haciendo un uso exacerbado de la sátira sin que por ello se pierda en algún momento la elegancia. Su prosa es un gran ejemplo sobre el buen uso de la retórica, es decir, cuando ésta sirve para expresar mejor nuestras ideas en vez de revestir y ocultar nuestras limitaciones.
Horas de lucha continúa cuestionando nuestro pasado, presente y futuro. En cada texto de este libro brota una demanda a las próximas generaciones para enfrentar y saldar los problemas que las anteriores dejaron pendientes. Queda, pues, en estas páginas, el reto y el ejemplo para cada uno de sus lectores.
La segunda edición del libro Horas de lucha de Manuel González Prada forma parte de nuestra Colección Fondo Especial y se encuentra disponible en la Biblioteca Mario Vargas Llosa de la Casa de la Literatura Peruana. Pueden consultar el texto gratuitamente de martes a domingo de 10:00 am. a 7:00 pm.