Los invitamos a releer una de las más grandes obras maestras de la literatura hispanoamericana y universal: Cien años de soledad, del genial escritor colombiano Gabriel García Márquez. Este sábado 25 de abril, a las 6:30 p.m. la sesión virtual del Club de Lectura de la Casa de la Literatura estará dedicado a este libro.
Por Antonio Chumbile, Biblioteca Mario Vargas Llosa
“Fulminado por un cataclismo del alma”. Así es como Gabriel García Márquez (Colombia, 1928 – México, 2014) describió su propio estado emocional y creativo cuando la idea de Cien años de soledad surgió en él y lo mantuvo muy intranquilo durante unas vacaciones familiares en Acapulco, allá por los finales de 1965. Cuando volvió de estas vacaciones para al fin sentarse frente a su máquina de escribir, no dejó de componer su más célebre novela en un rígido horario que mantuvo todos los días, desde las 9 de la mañana hasta las 3 de la tarde, durante 18 meses. Luego de que la novela fuera publicada en Buenos Aires por la editorial Sudamericana en 1967, podemos afirmar que aquel fortuito “cataclismo del alma” ahora puede ser revivido y compartido por todos nosotros.
En Cien años de soledad, Gabriel García Márquez presentó al mundo la historia de la familia Buendía, contada a través de siete generaciones: desde los fundadores de Macondo (un pueblo embargado por la magia y la realidad como tantos otros en nuestro continente) hasta la última generación con la cual cumplirían su fatal destino de ser arrasados de la tierra cuando uno de los suyos naciera con cola de cerdo. Se trata de un final muy paradójico si asumimos la lectura de la novela del mismo modo que ella lo sugiere en sus últimas páginas; es decir, como una profecía escrita en los pergaminos de Melquíades, el entrañable gitano y amigo de la familia. De esta manera, Cien años de soledad rompe su propia profecía al inmortalizar la historia de un pueblo inicialmente destinado a ser borrado de nuestra memoria. Podría decirse que, cada vez que volvemos a las páginas de esta novela, estamos reactivando el ciclo del Génesis y la Apocalipsis de Macondo en nuestro imaginario a través de la lectura. Haciendo uso de un mágico giro borgiano, la novela encarna en sí misma aquella segunda oportunidad que estaba negada a las estirpes condenadas a cien años de soledad.
Han pasado más de 50 años desde que Cien años de soledad sorprendió a todo el continente encabezando varias renovaciones artísticas y socioculturales. Ahora no solo resulta imposible no referirse a este libro cuando hablamos del “Boom” latinoamericano o del realismo mágico, sino también cuando nos referimos la teoría en torno a la novela total e incluso a la identidad latinoamericana. Como es de esperarse, varias generaciones posteriores de escritores han buscado desenmarcarse de la “sombra” o la intensa influencia trazada por Gabriel García Márquez. Ciertamente, muchos escritores lo han conseguido, llegando así a ampliar valiosamene la variedad de registros en la nuestra narrativa (como una muestra, podemos recodar McOndo, aquel manifiesto literario que surgió en respuesta al realismo mágico). Sin embargo, es posible afirmar que el lugar que ocupa esta mágica y ambiciosa fábula latinoamericana del siglo XX continúa siendo irreemplazable en el memoria de varios lectores alrededor del mundo.
Mencionemos, por ejemplo, la famosa cumbia “Macondo”, compuesta por el peruano Daniel Camino y premiada en el Festival de Ancón de 1970. En ella se describe la novela con un pegajoso coro que dice “eres epopeya de un pueblo olvidado, forjado en cien años de amor y de historia”. Desde entonces, se han grabado varias versiones notables de esta canción. Asimismo, la influencia de Cien años de soledad ha llegado a ser muy celebrada incluso en el Medio Oriente. Varios lectores y escritores iraníes, entre ellos muchos jóvenes que propiciaron en su país la Revolución Islámica de 1979, abrazaron esta novela con mucha pasión y efervescencia, llegando a enfrentar la censura política de su país y a compararla con los clásicos relatos orientales de Las mil y una noches. Del mismo modo, su trascendencia literaria sigue siendo celebrada sin reparos por distintos escritores renombrados como Salman Rushdie, Toni Morrison o Graham Swift.
Existen muchos mitos y leyendas que rodean la gestación y la recepción de Cien años de soledad. Los lectores no podemos sino agradecer que, una vez más, continuando el legado de Miguel Ángel Asturias, Juan Rulfo o nuestro José María Arguedas, la literatura continúa removiendo y transformando los aparentes límites entre la ficción y la realidad, porque, al fin y al cabo, ambas dimensiones forman parte de nosotros.