La publicación de esta semana en la Biblioteca Mario Vargas Llosa de la Casa de la Literatura Peruana (Jr. Áncash 207, Centro Histórico de Lima) es el ensayo Poesía en rock. Una historia oral. Perú 1966-1991, de los escritores Carlos Torres Rotondo y José Carlos Yrigoyen.
Por Bruno Ysla Heredia
El recorrido empieza frente a la Casa de la Literatura, en la primera cuadra de Carabaya, lo que fue la calle Pescadería, donde estaba ubicado el Hotel Comercio. Allí se hospedó en 1960 el poeta norteamericano Allen Ginsberg cuando estuvo en Lima. El recorrido pasa luego cerca al Bar Cordano, también frente a la Casa, donde Ginsberg se encontró con el poeta Martín Adán. Ambos entraron al bar, donde Ginsberg le invitó un anisado a Adán, y tuvieron un intercambio de palabras diferente de aquel que recuerda el mito. Ginsberg posteriormente le dedicaría un poema a Adán, y éste tendría un renacer poético en la década de 1960, época donde Ginsberg estaría muy vinculado al mundo del rock.
De allí damos un salto en el espacio y en el tiempo a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y a la segunda mitad de la década de 1960; es la revista Estación Reunida y el grupo poético del mismo nombre, que hacía referencia a un poemario de Javier Heraud, y que formaron José Rosas Ribeyro, Tulio Mora, Elqui Burgos y Óscar Málaga.
“Estación Reunida era ante todo un grupo de patas. Y como además de patas éramos poetas, teníamos nuestros bares. El Wony, por ejemplo, [en el Jirón Belén] ya estaba allí…” (José Rosas Ribeyro)
“Estación Reunida cruzó el lado salvaje antes que la gente de Hora Zero. Hacíamos vida de tribu urbana. Teníamos enamoradas, sexo y fiestas […] En la época de Estación Reunida no estaba interesado en hacer libros. Yo escribía poemas sueltos que eventualmente eran publicados en revistas o en antologías, como pasaba con todos los poetas de Estación Reunida…” (Tulio Mora)
Y nuevamente la presencia de Martín Adán:
“Eso que Óscar [Málaga] dice que yo me tiraba de rodillas al suelo y musitaba maestro, maestro a Martín Adán es inexacto. Hay una confusión. Eso ocurrió así, pero quien se arrodilló y gritó maestro, maestro, era Alfredo Pita…” (José Rosas Ribeyro)
Avanzamos en la ruta y llegamos a la Universidad Nacional Federico Villarreal donde se formó el Grupo poético Hora Zero a principios de la década de 1970. Sus mayores representantes fueron Juan Ramírez Ruíz, Jorge Pimentel y Enrique Verástegui.
“… Hay una anécdota sobre la primera vez que recité Sinfonía en Marlene. Ocurrió entre el 70 y el 71 […] Nos invitaron a los de Hora Zero a recitar a la Villarreal. […] Los poetas estábamos reunidos en el Mario’s en La Colmena, y mandamos a Vladimir Herrera, a ver si no había moros en la costa. Llegó a la Universidad y fue emboscado por la banda de [el Búfalo] Pacheco. ¿Tú eres poeta?, preguntaron. Vladimir respondió que sí. Entonces lo colgaron del segundo piso de la Villarreal, lo colgaron agarrándolo de las piernas, sosteniéndolo en el vacío, y le dijeron a ver recita, pues huevón, ¿no eras poeta? Vladimir se fue corriendo apenas pudo. Regresó sudando y temblando al bar. Entonces nosotros nos preguntamos qué hacemos, y al final decidimos ir todos en mancha. Eso era rock ¿no crees?”
Estación Reunida y Hora Zero tuvieron puntos de encuentro y de contacto, gracias a la amistad y camaradería de los poetas. Regresamos sobre nuestros pasos hacia la Casa de la Literatura, donde esta semana, el jueves 3 a las 7 pm, el escritor José Rosas Ribeyro dará un Testimonio sobre la generación del 70 y la próxima, el viernes 11 se presentará el ensayo El análisis de la poesía de Enrique Verástegui. Ambos poetas tuvieron hace muchos años un célebre encuentro en México ante el edificio donde vivía el escritor Octavio Paz, y que recuerda también José Rosas Ribeyro:
“…Y justo en ese momento vi que se iluminaban los números e iban descendiendo, cinco, cuatro, tres… ¡Déjame, Zambo, no seas ridículo, ya llega [Octavio] Paz y no quiero que me encuentre aquí! Pero Verástegui no me dejaba ir y el ascensor indicaba tres, dos, uno… Me estaba muriendo anticipadamente de vergüenza de sólo pensar que Paz nos iba a encontrar en esta situación: Yo retenido entre los temblorosos brazos del Zambo. ¡Suéltame y me quedo!, le dije resignado a Enrique. Y por fin me soltó, justo en el instante en que se iluminaba el cero y se abría la puerta del elevador…”
Todos estos dichos y anécdotas fueron recogidos por los escritores Carlos Torres Rotondo y José Carlos Yrigoyen y editados en el libro Poesía en rock. Una historia oral. Perú 1966-1991 (Altazor, 2010). El libro como su nombre lo indica recopila los testimonios de los poetas más representativos de la época y los dispone en el texto a la manera de un gran canto coral, muy divertido. No sólo cuenta la aventura de Estación Reunida y Hora Zero, sino también de grupos posteriores como La Sagrada Familia y Kloaka. Están allí los testimonios de Róger Santiváñez, Enrique Sánchez Hernani, Domingo de Ramos, Raúl Mendizabal, Bruno Mendizabal y Mariela Dreyfus.
“La primera vez que vi a Verástegui en una reunión, éste me saludó y me preguntó: ¿Tú eres pintor, no? ¿Eres artista? No, respondí. Yo sólo hablo con artistas, replicó el Zambo. Y se fue.” (Bruno Mendizabal)
Recorra el centro de Lima y encontrará en cada rincón una anécdota literaria. Llegue a la Casa de la Literatura y visite la Biblioteca Mario Vargas Llosa para conocer y leer este ameno libro que incluye una breve antología de los poetas entrevistados. El ingreso a la Biblioteca así como la participación en todas las actividades de la Casa de la Literatura es libre, sólo es necesario, para acceder a la Biblioteca, mostrar el DNI.