Una lectura cruzada entre José María Arguedas y Charles Ferdinand Ramuz (Suiza)

José María Arguedas en una pintura de Bruno Portuguez.

En el marco de la 16ava Quincena de la Francofonía 2011 y del homenaje que desde principios de año viene realizando la Casa de la Literatura Peruana por el centenario del nacimiento de José María Arguedas, se presentará el conversatorio: “De los Andes a los Alpes: una lectura cruzada entre José María Arguedas y Charles Ferdinand Ramuz”. La cita es el jueves 24 de marzo, a las 6:30 p.m., en el auditorio de la CASLIT.

José María Arguedas (1911-1969) ocupa un lugar preponderante en las letras y las ciencias sociales peruanas. En su doble faceta de antropólogo y escritor, nos dejó un valioso legado que se ve reflejado en su obra, donde se apuesta por el diálogo y la integración, constituyéndose como un vínculo entre dos mundos: el occidental y el andino. Sus libros son considerados los más importantes de la narrativa indigenista peruana, y en ellos se presenta una visión más rica e incisiva de la cultura andina, que la presentada hasta ese momento.

Charles Ferdinand Ramuz (1878 -1947) es considerado el escritor suizo, en lengua francesa, más célebre de su tiempo. Su obra es muy extensa, y fue muy bien valorada por los grandes escritores de entonces (Gide, Aragon, Cocteau, Claudel, Zweig). El mexicano Juan Rulfo dijo que le habría gustado escribir la novela Derborence, por su sobriedad y precisión.

Célebre escritor suizo Charles Ferdinand Ramuz.

Ramuz también incursionó en la poesía con la publicación del libro Le petit village, una colección de poemas. Asimismo, fundó con otros poetas La voie latine, revista francófona; pues ese aspecto, por encima del nacionalismo, está muy presente en sus escritos. También destacó por una serie de cuatro ensayos, donde volcó su experiencia vital. Pero, sobre todo, perdura su ejemplo como escritor empeñado por concebir un gran relato con pocos medos.

En este conversatorio, coorganizado con la Embajada de Suiza, participarán:

Ruby Pérez Escajadillo (Lima, 1976) ha hecho estudios de maestría y doctorado en literatura  peruana y latinoamericana en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.  Es docente de los cursos de Corrientes Pedagógicas Contemporáneas, Teoría de la Educación y Práctica Profesional en la Pontificia Universidad Católica del Perú Sedes Sapientiae. Ha publicado diversos artículos sobre literatura en revistas especializadas.  Es Coordinadora Académica de la especialidad de Lengua, Literatura y Comunicación del Instituto Pedagógico Nacional de Monterrico desde el 2000.

Andreas Stefaniak (Zurich/Suiza, 1956) realizó estudios en germanística, idioma y literatura francés medieval así como tradición literaria clásica en la Universidad de Ginebra, Suiza, obteniendo su Licenciatura en Letras. Ha sido Director de la Oficina Suiza del Editorial Noir sur Blanc, Profesor de francés y Coordinador de la Escuela de Idiomas de la Universidad César Vallejos Lima Norte. Actualmente es docente en el Goethe Institut – Lima.

Palabras de Teresa Bérninzon Eguren, en el homenaje al poeta José María Eguren

Teresa Bérninzon Eguren de De Abreu (de blanco) junto a otros familiares de Eguren, acompañados por Zoilo Rodríguez (derecha), curador de la muestra en homenaje al poeta, el día de la inauguración de la sala.

Este año se cumple un siglo de la publicación de Simbólicas (1911), primer libro de poemas de José María Eguren. Este texto es considerado por la crítica literaria como el fundador de la poesía peruana contemporánea y moderna, y es el único poemario representativo de la lírica simbolista de nuestra tradición poética. En el marco de conmemorarse esta fecha, la Casa de la Literatura Peruana ha preparado la exposición “Simbólicas y la poesía de José María Eguren”.

La muestra se inauguró el 18 de marzo en una ceremonia donde estuvo presente Teresa Bérninzon Eguren de De Abreu, sobrina nieta del poeta, quien presentó una nostálgica semblanza de sus recuerdos sobre este gran vate peruano. 

A continuación reproducimos sus palabras, tituladas “Evocando a Eguren”:

«Pretendo traer a ustedes, el recuerdo o mejor los recuerdos de una niña que conoció y que ya mujer lo admiró. Los comentarios familiares lo enmarcaban como un hombre tipo en sus valores esenciales.

Las confidencias que les revelaré son una recopilación de relatos escuchados, sobre todo, de mi madre, Teresa Eguren Mendivil, y su hermana Carmen, hijas de mi abuelo, diplomático y magistrado, Jorge Luis, que formó en los clásicos y en las lenguas extranjeras al poeta. Mamá estuvo muy cerca de él a través de la música selecta, de la que era un enamorado, especialmente de Beethoven y Mendelsson, mientras él caminaba con las manos hacia atrás, sosteniendo el sombrero, de un extremo al otro de la sala donde estaba el piano en el que su sobrina ejecutaba melodías. Lo hacía –fui testigo- repetidamente, absortó en lo que escuchaba.

Sus datos biográficos han sido ampliamente divulgados; así como sus inventos, pinturas y correspondencia con los escritores de fama. Su casa de la Colmena -que conocí- era en verdad una colmena de laboriosidad intelectual. Su despacho -en tonos claros- me atrajo por lo abigarrado: pinturas, manuscritos, su máquina de escribir, libros y una revuelta mesa de trabajo.

Yo vivía casa por medio de la suya. Entonces tenía 7 años y me hacía cantar. Nos visitaba y lo visitábamos. Mediada la vida, hasta su final, vivió en austeridad más no en miseria, como tanto se ha fantaseado. Falleció de un mal estomacal. Cuando falleció, en la calle Quilca, yo tenía 11 para 12 años.

Nació en la calle Velaochaga-Lima Centro. Después pasó a la Plaza San Francisco, Barranco. Y en la invasión chilena él estaba en las haciendas Pro y Chuquitanta, de su cuñado Aurelio Rodrigo y su hermano Isaac, respectivamente.

El núcleo central de sus inspiraciones se localiza en Barranco y en el campo, aunque nunca dejó su inspiración. Desde mi niñez, Eguren surge con su aspecto menudo, delgado, vivaz. El cabello un tanto crecido y “dócil”, ya entrecano; los ojos oscuros, rasgados, bigote, su mirada y su sonrisa. Despreocupado en lo externo, nota saltante, el sombrero negro, casi verdoso, estrujado, jugueteándole entre las manos. Vestía terno oscuro y siempre con corbata.

El se mudó con sus hermanas solteras, Angélica y María Luisa y su sobrina María Koechklin, a la muerte de su hermana Esther, al Jr. Quilca; y mi familia, a la muerte de mi abuela María Rosa Mendivil de Eguren, al Jr. Arica (hoy Torrico). Allí también nos visitaba y me hacía tocar en la pianola. Con humor -lo tenía muy fino, como buen limeño- me decía: “Tocas con mucho sentimiento”.

Oi en casa que tras su fragilidad exterior había un temple cabal de sólidos principios morales y religiosos. Y que para apreciar la realidad -sobre todo política- era sumamente agudo.

Idealizó al amor. Creo que en su poesía lo trasladó a los tiempos felices de su niñez. Las amadas morían porque no las alcanzó. Lo económico lo limitó según el concepto de familia que tenía. Admiraba Lima y a las limeñas y a sus sobrinas -en las que se inspiró- y a las amigas de sus sobrinas y a sus propias amigas.

Dijo de la mujer limeña:

“En Lima se les ama.

Cuando una mujer es verdaderamente final e ideal supera toda belleza,

a todo encanto, a todo sueño.

Hay algo superior, definitivo, que

se eleva de estos dones y llega a

una magia indefinible.

En la limeña se ve todo esto, por

una feliz presentencia, por virtud

antañera”.

Al saber que yo iba a tomar la palabra me vino esta reflexión: La palabra es el logos en la trinidad. Es el verbo sustancial. En Eguren, la palabra se hace persona, sustancia, que ilumina con cánones nuevos».

DRELM, UGELES y Casa de la Literatura afianzan sus compromiso por promover las letras peruanas

 

Directora de la CASLIT, director de la DRELM y directores de las UGELES de Lima se reunieron en la CASLIT.

El viernes 18 de marzo, las autoridades de la Casa de la Literatura Peruana se reunieron con los representantes de las Unidades de Gestión Educativa de Lima (UGELES) y el director de la Dirección Regional de Educación de Lima Metropolitana (DRELM) para presentar el Plan Literario 2011, y hacer un recuento de las actividades dirigidas al público escolar, a los educadores y a los padres de familia, que se llevarán a cabo durante estos meses. También estuvo presente una representante de la Municipalidad de Lima Metropolitana, que participó de la presentación.

Los directores de las siete UGELES de Lima y el director de la DRELM felicitaron la labor de la Casa de la Literatura Peruana y manifestaron que continuarán apoyando y difundiendo la visita a las instalaciones de este “museo vivo de la literatura peruana”.

“La Casa de la Literatura Peruana debe ser aprovechada no solamente por los alumnos de las Instituciones Educativas, sino también de los padres de familia, de esta manera, fortaleceremos el Plan Lector impulsado por el Ministerio de Educación”, subrayó la directora de la CASLIT, Karen Calderón Montoya.

Directora de "Un millón de niños lectores", directores de UGELES, director de la DRELM y representante de la Municipalidad de Lima Metropolitana observando la presentanción de un video de la CASLIT.

Por su parte el director de la DRELM, Mg. Cornelio Gonzales Torres, se comprometió junto a los directores de las UGELES de la capital, a promover pasantías con los escolares de las instituciones educativas públicas y privadas, a fin de sacar el máximo provecho a tan valioso material literario que se encuentra a disposición en forma gratuita de los educandos y educadores.

Cabe resaltar que el valioso apoyo de las UGELES de Lima y la DRELM, fue una pieza importante para lograr conseguir nuestros objetivos institucionales a lo largo del año 2010 y poder alcanzar casi 700,000 visitantes.

Inauguramos los homenajes a Eguren, Luis E. Valcárcel y el Libro Infantil Peruano

De izqu. a der.: Carlota Flores de Naveda, Teresa Bérninzon Eguren, Karen Calderón y Fernando Brugué Valcárcel.

Continuando con la labor de difundir la vida y obra de los escritores y pensadores más destacados de nuestras letras, la Casa de la Literatura Peruana inauguró la semana pasada tres nuevas exposiciones.

La ceremonia de inauguración se realizó el 17 de marzo, con la presencia de la Karen Calderón Montoya, directora de la CASLIT; y como invitados de honor estuvieron presentes: Teresa Bérninzon Eguren de De Abreu, sobrina nieta de José María Eguren; Fernando Brugué Valcárcel, nieto del pensador Luis E. Valcárcel; y Carlota Flores de Naveda, especialista en literatura infantil y juvenil.

“Desde mi niñez Eguren surge con su aspecto menudo, delgado, vivaz. El cabello un tanto crecido y dócil, ya entrecano, y los ojos oscuros, rasgados, y su bigote. Me gustaba su mirada y su sonrisa”, recordó emotivamente la sobrina nieta del poeta, quien vivió a casa y media de la suya y compartió mucho con él de niña. También recordó que Eguren idealizó el amor, admiraba a la mujer limeña y tenía sólidos principios morales y religiosos.

Por otro lado, Fernando Brugué, nieto de Luis E. Valcárcel, hizo un recorrido por la vida y obra del autor de su abuelo. Destacó su puesta en valor de la cultura andina y reveló que el historiador siempre estuvo cercano a esta cultura. También hizo hincapie en que el mejor homenaje, ahora que se conmemoran 120 años del natalicio de este pensador, es leerlo. “Mi abuelo no solo es autor de Tempestad en los andes, sino también de muchos otros libros a los que vale la pena volver, sobre todo Historia de la cultura antigua del Perú, que es un libro fascinante”, declaró.  

En la mesa de honor también estuvo presente Carlota Flores de Naveda, miembro de número de la Academia Peruana de Literatura Infantil y Juvenil, y destacada autora de libros para niños, quien celebró que la Casa de la Literatura haya dedicado una sala de exposiciones al Libro Infantil Peruano, “sobretodo en el marco de la celebración mundial del Libro Infantil y Juvenil, que se realiza el 2 de abril”. La escritora también destacó la importancia de que los niños se acerquen a la literatura desde sus primeros años.

Las exposiciones estarán abiertas hasta el 5 de junio, de martes a domingo de 9:00 a.m. a 7 p.m. Diariamente se ofrecen visitas guiadas. El ingreso es libre.

Agenda cultural del 22 al 27 de marzo

INGRESO LIBRE

Palabras de Bertha Rodríguez de Emanuel, en el homenaje a su padre

De izq.a der.: Karen Calderón, Manuel Pantigoso, Alan García Pérez, Nytha Péres de García, Bertha Rodríguez Emanuel y (en el podio) Helena Emanuel Rodríguez.

 

 

La Casa de la Literatura Peruana está presentando un homenaje al escritor arequipeño César “Atahualpa” Rodríguez. La muestra, que estará abierta al público hasta el 5 de junio, fue inaugurada el 4 de marzo, con la presencia del Presidente de la República, Dr. Alan García Pérez; la directora de la Casa de la Literatura, Dra. Karen Calderón Montoya; el Dr. Manuel Pantigoso; la Sra. Nytha Pérez de García; y Bertha Rodríguez de Emanuel, hija del poeta.  

En esta emotiva ceremonia, la hija del poeta dirigió unas palabras al público y luego invitó a su nieta, Helena Emanuel Rodríguez, a leer un discurso que ella había preparado. 

A continuación reproducimos las conmovedoras palabras de Bertha Rodríguez de Emanuel, hija del gran César “Atahualpa” Rodríguez:    

«Señor Presidente  de la República, Dr. Alan García Pérez; Señorita Directora de la Casa de la Literatura Peruana, Karen Calderón Montoya; Distinguida dama, Sra. Nytha Pérez de García, madre de nuestro Presidente; respetable público. 

Soy la hija única del poeta y escritor arequipeño César Augusto Rodríguez Olcay, más conocido como César “Atahualpa” Rodríguez debido al doble bautizo que le hiciera su amigo el poeta Percy Gibson, al decirle que no debería llamarse con el nombre del emperador romano, sino, con el de un emperador inca. 

Es para mí un honor estar presente esta noche memorable  en que gracias a la iniciativa del supremo gobierno, se está rindiendo un homenaje a la persona de mi padre. Mi presencia aquí se debe a que he venido desde Arequipa, la tierra de mis mayores, a presentar  mi ofrenda de gratitud y reconocimiento a la gran sensibilidad de todas las personas que han hecho posible este reconocimiento. 

No quisiera que el espíritu de mi padre se encuentre ausente en esta ceremonia, y yo lo he traído del más allá a través de sus propias palabras conceptuales acerca de la poesía. Debido  a que he sido recientemente operada de los ojos es que no podé leerlas, por ello las oiréis en los labios de mi hija a quien le he pedido que las transmita con la misma emoción y amor con que yo las hubiera dicho. 

Voy a permitirme hacer mención de algunos conceptos que él tenía sobre la poesía y que los manifestó en diversas circunstancias: 

  • El verso es la expresión culminante de un espíritu que llega a la plenitud de los conocimientos humanos y que los devuelve en forma melodiosa e inmaterializable para que las multitudes se levanten con ansiedad de cielo y esperanza de la eternidad.
  • Para que el pensador o poeta lo primero que hay  es el ente moral. Sin ello no se alcanza nunca la jerarquía apetecida  ni se consigue un puesto destacado en el aprecio de las colectividades y la obra, por bien escrita que estuviera, será siempre nociva. Circulan  en el mundo gran número de volúmenes escritos en verso, sin que se pueda obtener de ellos una sola gota de poesía.
  • La poesía, tal como la concibo, y tal como la pretendo realizar, no es un juego simple de palabras que puede estar al alcance de cualquier hombre ingenioso, es una lenta capacitación de la sensibilidad para expresar cosas suprasensibles que nunca han existido y que comienzan a existir cuando el poeta, usando la frase de Cristo al paralítico, le dice “Surge et ambulla”.
  • A los que piensan que el verso métrico ha desaparecido ya de la poesía porque el hombre “nuevo” así lo ha resuelto, T.S. Eliot, uno de los grandes líderes de la poesía contemporánea, les ha dicho: “No existe el verso libre… No se puede evadir el metro, tan sólo es posible dominarlo”.
  • A los sensibleros y no sensibleros les responde la vida: el hombre que siente lo que vive y puede transformar eso que vive en poesía, déjenlo que lo haga con los materiales que más le convenga a su propósito. Si es Goethe, empleará alternativamente los elementos clásicos y románticos que tuvo a la mano; y si es Rike, se desempeñará como existencialista. En ambos casos tendremos dos grandes poetas que duraran todo el tiempo que dure la tierra.
  • Para mí, vivir no es estar en cualquier parte, y cumplir con el ciclo de la existencia es más bien peregrinar hacia las fuentes de la sabiduría y embeberse de las linfas profundas en provecho propio y de los demás hombres.
  • Mi poesía no tiene mejor lector que yo mismo, puesto que ella es mi propia vida. Lo que sale del escritor al público, se desnaturaliza al pasar de una persona a otra, perdiendo en el tránsito la verdadera sustancia.
Escritor arequipeño César "Atahualpa" Rodríguez.

 

Al preguntarle yo cierto día: “¿Padre, por qué no publicas tus versos? Me respondió: “Porque yo no vendo a mis hijos”. Tampoco recurrió jamás a dicha publicación para obtener algún provecho económico. Y ni siquiera la voz de la crítica que siempre le fue consagratoria, pudo estimularlo para lograr a través de ella algún acomodo. 

Dijo en cierta ocasión: “Mi obra poética, no es el producto de una falsa tendencia a convertirme en un personaje literario. Ella nació de la esencia misma de mi sensibilidad torturada. Como vine al mundo muy poco capacitado para ser un hombre de presa adopté en él la actitud menos agresiva. Convencido de mi insignificancia, procuro esconder mi labor y fastidiar lo menos posible con la publicación de mis poemas. Jamás he intentado ser un poeta famoso. La mayor parte de mi obra vive sepulta en los cajones de mi escritorio. Tengo tan alto concepto de la poesía, y me siento tan pequeño frente a la potencia sobrehumana, que estoy ruborizado ante vosotros de que me creáis siquiera un pasable versificador. Sin embargo, intimido por ese concepto, he tratado de hacer los esfuerzos más grandes para respaldar en alguna forma el atrevido intento de arte que vengo realizando. Para ello me quemo a diario las pestañas con el fin de conseguir una modesta cultura y poder atisbar así en las profundidades de mi alma lo que pudiera servir de material de construcción en ese edificio de palabras inútiles que he ido levantando con amoroso desvelo a través de mi vida; y que, ¡quién sabe!, sin acabarlo, ya esté para caerse”. 

De acuerdo con su sentir los 5 libros publicados fueron obra de sus amigos y de las entidades que lo admiraban. 

Con esta muestra, el pensamiento paterno será apreciado por los presentes y las nuevas generaciones, para quienes el nombre de César A. Rodríguez sería el de un ilustre desconocido. Y aunque esas generaciones hayan dado a la poesía un sentido y formas diferentes, no es menos cierto que la belleza nunca pierde vigencia cuando se manifiesta con sinceridad y con la alcurnia suficiente que le permite desafiar a las sucesivas modas, que son pasajeras, para permanecer en el recuerdo y el reconocimiento de los hombres de todos los tiempos. 

A este respecto, mi padre decía: “Por felicidad existe sobre la tierra la muerte y la vida: la muerte que elimina lo inservible, aquello que no tiene razón de ser; y la vida, que procrea la juventud como un signo inequívoco de inmortalidad. Los estilos literarios y poéticos, están expuestos, como todo lo que vive, a envejecerse y a rejuvenecer; permitiéndosele en su rejuvenecimiento continuar su ciclo de vida a través de una constante impulsiva selectiva. También existe el metabolismo psíquico que restaura las experiencias aniquiladas y estimula la fuerza creadora, empujando la obra humana hacia adelante, hacia la perduración”. 

En una encuesta promovida por el diario “El Pueblo”, cuando le preguntaron: ¿Cuál cree Ud. que es el deber del intelectual de esta época?, respondió: “Hacer Perú. Contribuir con el pensamiento y con la vida a que nuestro pueblo vuelva a sentirse acompañado por una fuerza directora. Ponerse a la cabeza de los sucesos. Contemplar desde la altura lo que ha de venir, para abrir el cauce. Manejar la brújula cardíaca del pueblo, indicándole el rumbo. Despojarse de las vestiduras ornamentales de la retórica, para que la idea se exprese en el lenguaje de todos. Socialmente considerada, mayor importancia tiene una expresión de fácil acceso, que aquella que sólo causa asombro en las élites. Vincularse con el alma popular para recoger sus latidos y expresarlos en forma coherente. Buscar al pueblo, no para hacerse admirar por él, sino para comprenderlo y ayudarlo. Emanar simpatía con el pensamiento, a fin de que la energía mental no provoque rechazos ni se obstruya en los vericuetos de la intriga. Ser fuerte de cuerpo y de alma para no caer en la repugnancia social y para que la actitud no sea sospechosa y tenga la expresión de la propia fortaleza. Sentir la voluptuosidad del sacrificio sin que lo arrenden las amarguras que se cosechan, pensando. No hay parto más laborioso ni hijos más censurados que los que nacen del cerebro. Pero, como padre de esos hijos, el escritor al procrearlos, debe saberles infundir el decoro y la arrogancia de seres inmortales. Tener presente que el intelecto ni nada sobre la tierra se produce por generación espontánea. Que para procrear hay que poseer elementos de fecundación y autofecundarse, estudiando. Que la cultura llega muy despacio y que el tiempo vuela. Repetirse como Hipócrates: “HO BIOS BRAKUES; HEDE TEKNE MAKRE” (El arte es largo, la vida breve) y, de todas maneras, si la voz del pueblo es la voz de Dios, que el escritor sea siempre la voz del pueblo”. 

Además de los anteriores conceptos que definen la personalidad intelectual del autor cuya exposición se está presentando, creo que debe considerarse otro aspecto de él no menos importante: su profundo amor por Arequipa. 

La muestra en homenaje al poeta podrá verse hasta el 5 de junio.

 

En una de las tantas veces en que lo puso de manifiesto, declaró: “Del humus de la tierra arequipeña se ha sustentado mi cuerpo y mi alma. Arequipa me enseñó a ser sobrio y a despierta la mente y la sensibilidad. De esta santa matriz me viene el anhelo de pensar y sentir. Su historia está hecha de pasiones tremendas y de zumo de yaraví que se me ha subido a la sangre, allá adentro me coacciona sustancias mentales y hace sobrenadar las fosforescencias de mis versos. Todo lo que vale en mi obra literaria a ella se lo debo. Yo soy más que un antagónico canal por donde Arequipa se desborda. Tanto es así que mis cantos en elogio de su grandeza tienen la musculatura de sus volcanes y el arrobo de sus crepúsculos fastuosos; tienen el aturdimiento de sus gestas cívicas y el son tremulante de sus campanarios; tienen también el oxígeno verde de sus chacras salutíferas. En ninguno de mis versos falta la sustancia arequipeña y no puede faltarles porque yo he crecido sobre el suelo igual que un sauce bien enraizado y amorosamente concebido”. 

Y es que él consideraba que en la poesía no basta la expresión del yo profundo del poeta, sino las características de la colectividad con quien se convive, de las que resulta expresado. 

Son sus palabras: “Se podría creer que nada agrega a la poesía el que se cante como arequipeño o como neerlandés. Solemne disparate. Ser de alguna parte, es distinguirse de los demás habitantes de la tierra; es tener un idioma, una tradición, unas costumbres, una fisionomía y una manera de ser característica. Es llevar sobre la piel y sobre el alma, como una impronta el sello de la raza que pertenece, el medio físico y espiritual en donde se germina y la manera típica de comportárnos al afrontar diversas circunstancias de la vida. Si traicionamos esos principios, nos convertiremos en marionetas manejadas por impulsos ajenos en escritores de ínfima categoría, repetidores de lo que hacen, con el automatismo de los papagayos”. 

“Todo verdadero escritor, se llame prosador o poeta, si quiere ver que su obra alcance nombradía universal y tenga la duración de lo que es útil y necesario, no debe perder jamás su autonomía, afirmando este imperativo racial con el estudio profundo de todos los conocimientos humanos posibles, como en el caso de Rubén Darío o como en el caso más típico aún del maravilloso poeta Juan Wolfgang Goethe, que es también un sabio, porque poesía y sabiduría, son la misma cosa”. 

Muchas gracias, Sr. Presidente, en nombre mío, el de mi familia y desde luego en nombre de mi abuelo. Muchas gracias».

Inauguramos nuestros homenajes a José María Eguren, Luis E. Valcárcel y El libro infantil peruano

 

Hoy, jueves 17 de marzo, a las 7 p.m., en nuestro auditorio, inauguramos nuestras nuevas exposiciones de las salas temporales. En la mesa de honor participarán: la directora de la Casa de la Literatura Peruana, Dra. Karen Calderón Montoya; Teresa Bérninzon Eguren, sobrina nieta de José María Eguren, quien brindará un testimonio sobre el famoso poeta; y Fernando Brugué Valcárcel, nieto del pensador Luis E. Valcárcel, quién nos hablará de la vida y legado de su abuelo.

En las muestras se rendirá tributo a José María Eguren, un autor fundamental para comprender la historia de la poesía peruana del siglo XX. La exhibición se centra en la figura del poeta y la celebración del centenario de la aparición de Simbólicas, su primer poemario, considerado el libro fundador de la poesía peruana contemporánea y moderna. Asimismo, una sala está dedicada a Luis E. Valcárcel, uno de los más importantes investigadores del mundo andino, de su cultura y del pasado prehispánico. Se presentarán fotografías, libros y pertenencias del intelectual. También se presentará la exposición “El Libro Infantil Peruano”, donde se podrán ver fragmentos de importantes cuentos y poemas de nuestra tradición infantil, acompañados de los trabajos artístico de Liz Valdez Naupari.

Otra muestra que se encuentra en exhibición es el homenaje al poeta arequipeño César “Atahualpa” Rodríguez, que puede visitarse en el Bulevar de la Lectura.

Las exposiciones estarán abiertas al público de martes a domingo, de 9:30 a.m. a 7:30 p.m. hasta el 5 de junio. El ingreso es libre.

Un homenaje a Eguren y a “Simbólicas”

  • Primer libro de Eguren cumple 100 años y la CASLIT lo celebra con una exposición.
  • Manuscritos y objetos de Eguren podrán ser vistos por el público.
Xilografía de José María Eguren, por Esquerrilof.

Gran parte de la crítica literaria suele ubicar a José María Eguren (1874- 1942), al lado de César Vallejo y Martín Adán, como las voces mayores de nuestra tradición poética, fundamentales para poder comprender la historia de la poesía peruana del siglo XX.

Eguren inauguró un tipo de poesía marcada por la musicalidad y un sugerente mundo de seres imaginarios. Este año se cumple un siglo de la publicación de Simbólicas (1911), su primer libro de poemas. Este texto es considerado por la crítica literaria como el fundador de la poesía peruana contemporánea y moderna, y es el único poemario representativo de la lírica simbolista de nuestra tradición poética. En Simbólicas destacan poemas como “El Duque” o “Los reyes rojos”, donde encontramos a curiosos personajes.

Para rendir tributo a este escritor, la Casa de la Literatura Peruana (Jr. Ancash 207, Lima) inaugura el jueves 17 de marzo, a las 7:00 p.m., en la Sala 14, la muestra “Centenario de Simbólicas de José María Eguren”. La exposición estará abierta al público de martes a domingo, de 9:30 a.m. a 7:30 p.m. hasta el mes de junio. El ingreso es libre.

La exhibición comprende la vida de Eguren, sus libros y su relación con otros escritores e intelectuales como Abraham Valdelomar, Martín Adán y José Carlos Mariátegui.

Primera edición de "Simbólicas", poemario de José María Eguren, que cumple 100 años, y será parte del homenaje de la CASLIT.

La Casa de la Literatura Peruana exhibirá como parte de sus adquisiciones una foto, tal vez la única conservada hasta el momento, donde aparecen juntos Martín Adán y José María Eguren. También se podrá ver sus primeras ediciones, manuscritos, correspondencia y fotografías tomadas por él. Entre los manuscritos destaca el poema “Romanza de Lima” y una edición de Poesías (1929), con correcciones y anotaciones hechas de puño y letra por el propio poeta.

También se mostrarán cartas que Eguren recibió, del poeta francés Rosemonde Gérard; de su amigo cercano Enrique Bustamante y Ballivián; y postales que le enviaron Angélica Palma, hija del gran tradicionista; y César Moro, autor de La Tortuga Ecuestre.

Otras novedades son: un apunte a lápiz de las Ruinas del Monasterio de Guía (1911), realizado por Abraham Valdelomar y dedicado a Eguren; y la exhibición de fotografías tomadas y reveladas por el poeta, que fueron capturadas con la cámara que el mismo inventó con un tinterillo de madera.

Asimismo se podrá ver una edición de Colónida (1916), revista de Abraham Valdelomar, cuyo número 3 fue dedicado íntegramente a José María Eguren, y que incluye retratos realizados por el “Conde de Lemos”.

Cabe resaltar que desde siempre, la figura de Eguren fue reconocida por un cenáculo de intelectuales muy importantes quienes encontraron en su obra un nuevo tipo de poesía, que abría otros derroteros en la lírica peruana. Abraham Valdelomar, César Vallejo, Manuel González Prada, José Carlos Mariátegui, Jorge Basadre, fueron algunos de los que saludaron su genio. Internacionalmente recibió el elogio de figuras como Gabriela Mistral y Jorge Luis Borges, quien lo menciona en su poema “El Perú”. Revistas peruanas de la trayectoria de Colónida y Amauta le dedicaron sus respectivos números homenajeando su obra.

Su segundo poemario, La canción de las figuras (1916), lo consolidó como el mayor poeta peruano de comienzos del siglo XX, antes de la aparición de César Vallejo. En este segundo libro aparece su poema más emblemático “La niña de la lámpara azul”.

Además de escritor, José María Eguren desarrolló otras habilidades como artista. Como fotógrafo, destacan sus minifotos, algunas de las cuales podremos ver en la muestra. También fue un gran acuarelista. Como crítico fue capaz de reflexionar sobre la poesía y la estética en diversos artículos.

Recordando a Luis E. Valcárcel

  • La Casa de la Literatura Peruana rinde homenaje a este importante pensador, al celebrarse los 120 años de su nacimiento.
Luis Eduardo Valcárcel acompañado de sus hijos Ada, Margot y Frank (1929).

Luis Eduardo Valcárcel (Ilo, Moquegua 1891 – Lima Perú, 1987) fue uno de los más importantes investigadores del mundo andino, de su cultura y del pasado prehispánico. Este historiador y antropólogo, nacido en Moquegua, no solo colaboró con la vida cultural del país a través de sus libros, sino también ejerciendo la docencia, el periodismo e innumerables cargos públicos.

Su libro más emblemático fue Tempestad en los Andes (1927), estudio con el que contribuyó a la consolidación del Indigenismo cultural, movimiento que se estaba desarrollando por aquella década tanto el Perú como en otros países andinos. Este libro es visto como un texto donde se defiende al indio y se destaca la situación de opresión en la que vivían los campesinos.

Dada la importancia de este personaje para la historia de nuestro país, la Casa de la Literatura Peruana presenta la exposición “Homenaje a Luis E. Valcárcel”, conmemorando los 120 años de su nacimiento. La muestra inaugura el jueves 17 de marzo, a las 7 p.m., en la Sala 15. Y estará abierta al público de martes a domingo, de 9:30 a.m. a 7:30 p.m. hasta el mes de junio. El ingreso es libre.

El ambiente donde se realizará la exposición se convertirá en una sala objeto pues presentará la vida de este importante intelectual a través de pertenencias personales, artículos y condecoraciones que lo acompañaron a lo largo de su trayectoria. Se podrá ver su máquina de escribir, con la que plasmó sus famosos libros, su sombrero de copa, su bastón, su reloj de bolsillo, entre otros objetos. Así como la condecoración de las Palmas Magisteriales, que le fueron otorgadas en el grado de “Amauta”; la medalla de Catedrático Emérito de la UNMSM; la medalla de Honor del Congreso del Perú; la medalla de la Orden del Mérito Municipal; la medalla de Miembro del Consejo Consultivo de la UNESCO; la de Miembro de La Legión de Honor de Francia, entre otras.

También se reproducirá una galería de fotos donde se hace un recorrido de la trayectoria de Valcárcel a través de imágenes.

Luis Eduardo Valcárcel Vizcarra nació en Moquegua pero desde temprana edad sus padres lo llevaron a vivir al Cuzco, donde desarrolló su vida intelectual.

A inicios de la década del 30 se trasladó a Lima donde fue nombrado Director del Museo Bolivariano; luego obtuvo el mismo cargo en el Museo de Arqueología Peruana, el Museo Nacional de Historia y el Museo Nacional de Cultura Peruana. A la fecha de su retiro, en 1946, fue consagrado como Director Emérito de los Museos Nacionales.

 A lo largo de su vida fue docente, investigador y periodista. Fundó el primer Museo Antropológico del Cuzco y el Archivo de la Universidad San Antonio Abad. Fue director del diario El Comercio del Cuzco y editorialista de los diarios El Sol, La Sierra, y El Sur.

En Lima, laboró como catedrático en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, donde fue Director-Fundador del Instituto de Etnología, Decano de la Facultad de Letras y Profesor Emérito. Asimismo, desempeñó la carrera docente en la Universidad de Columbia, en Nueva York.

Valcárcel desempeñó otros cargos públicos como Ministro de Educación Pública (de 1945 a 1947); Presidente del Instituto de Estudios Peruanos; de la Asociación Nacional de Escritores y Artistas (ANEA); del Instituto Cultural Peruano Norteamericano (ICPNA); y del Comité Interamericano del Folklore. También fue Director del Instituto Indigenista Peruano; Miembro del Comité Ejecutivo Peruano de la UNESCO; Vicepresidente de la Academia Nacional de Historia, y del Centro de Estudios Histórico-Militares.

Una mirada al Libro Infantil Peruano

"Muki, el torito", cuento de Carlota Flores de Naveda, en una composición artística de Liz Valdez Naupari, será parte de la exposición.

 

Desde 1967, el 2 de abril —aniversario del nacimiento del escritor Hans Christian Andersen—, se celebra el Día Internacional del Libro Infantil y Juvenil en todo el mundo.

En el marco de esta celebración, la Casa de la Literatura Peruana presenta la exposición “El Libro Infantil Peruano”, que está dedicada a fomentar el amor por la lectura y promover el interés de los libros para niños.

La muestra se inaugura el jueves 17 de marzo, a las 7 p.m., en la Sala 16 de la CASLIT (Jr. Ancash 207, Lima). Y estará abierta al público de martes a domingo, de 9:30 a.m. a 7:30 p.m. hasta el mes de junio. El ingreso es libre.

La exhibición comprende cuentos de Abraham Valdelomar (El Caballero Carmelo), Carlota Carvallo (Oshta y el duende), Francisco Izquierdo Ríos (El bagrecico), Arturo Corcuera (El niño que no quería leer), Carlota Flores de Naveda (Muki el torito) y Jorge Eslava (El Capitán Centella enfrenta a la profesora Hierbamala).

Junto a los fragmentos de estos textos podemos ver una composición artística realizada porla artista Liz Valdez Naupari, que grafica las historias.

Los escritores presentados en la exposición son autores emblemáticos de nuestra tradición literaria infantil.

En torno a esta exposición también se realizarán Cuentacuentos para los más pequeñitos y se repartirá material educativo a los visitantes.

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