Actividades del sábado 29 y domingo 30 de abril de 2017

Este domingo 30 de abril será la última función de la obra teatral La pasionaria: todos somos Magda. (Foto: Cuatrotablas)
Este domingo 30 de abril será la última función de la obra teatral La pasionaria: todos somos Magda. (Foto: Cuatrotablas)

 

Todos los eventos de la Casa de la Literatura Peruana son gratuitos. La dirección es Jr. Áncash 207, Centro Histórico de Lima. Estación Desamparados, a una cuadra de la Plaza Mayor.

 

Sábado 29

Historias para disfrutar en familia
Los invitados a los sábados de cuentacuentos serán los integrantes de nuestro Programa Abuelas y Abuelos Cuentacuentos. Actividad dirigida a familias y a niñas y niños desde los 5 años.

Lugar: Sala Carmen Taripha (detrás de la escalera principal). Horario: 3:30 y 4:30 p.m. (dos funciones)

 

Presentación del libro infantil Gusanito y el señor de Sipán
Autor: Miguel Paz Varías. Presenta: Gail Silverman

Lugar: Auditorio. Hora: 4:00 a 5:00 p.m.

 

Música y poesía
El cantautor peruano Amadeus X presentará canciones de su primer y segundo álbum, La Ruta Natural, algunos temas inéditos y poesía musicalizada. Además, su presentación incluirá una performance a cargo de Rina Lilia. Más información aquí

Lugar: Auditorio. Hora: 7:00 p.m.

 

Domingo 30

Ciclo Cine y Biblioteca
Estrenada el año pasado con el título de Pasión por las letras, Genius es una cinta inspirada en la relación entre el editor Max Perkins y el escritor Thomas Wolfe. Director: Michael Grandage. Duración: 104 minutos

Lugar: Sala Carlos Oquendo de Amat. Hora: 3:00 p.m.

 

Teatro: La pasionaria: Todos somos Magda
El grupo Cuatrotablas presentará esta obra en el marco de la exposición de homenaje a la poeta Magda Portal que se inauguró en la Casa de la Literatura el 30 de marzo. Capacidad: 60 personas. La entrada es por orden de llegada. Dirigida a mayores de 14 años. Más información aquí

Lugar: Auditorio. Hora: 6:30 p.m.

 

Además, el público podrá visitar nuestras exposiciones vigentes:

Trazos cortados. Poesía y rebeldía de Magda Portal. Abierta hasta el domingo 13 de agosto.

El sol lila. Constelaciones poéticas de Luis Hernández. Abierta hasta el domingo 27 de agosto.

Intensidad y altura de la literatura peruana. Es la muestra más representativa de la Casa de la Literatura y recorre nuestro devenir literario tomando como eje a las distintas identidades del país.

 

También nuestras tres salas de lectura:

Biblioteca Mario Vargas Llosa y el Café Literario (de martes a domingo de 10:00 a.m. a 7:00 p.m.) y la Sala de Literatura Infantil Cota Carvallo (martes a viernes de 10:00 a.m. a 5:00 p.m., sábados y domingos de 10:00 a.m. a 6:00 p.m.). El servicio es gratuito, pero es necesario llevar DNI.

 

Ciclo Cine y Bibliotecas presenta “Genius”

Colin Firth y Jude Law protagonizan esta cinta.
Colin Firth y Jude Law protagonizan esta cinta que llegó a la cartelera con el título de Pasión por las letras.

 

El domingo 30 de abril, a las 3:00 p.m., en la Sala Carlos Oquendo de Amat de la Casa de la Literatura Peruana (Jr. Áncash 207, Centro Histórico de Lima), se proyectará la película Genius (2016) dirigida por Michael Grandage. El ingreso es libre.

Estrenada el año pasado con el título de Pasión por las letras, esta cinta británico-estadounidense es un drama biográfico sobre el editor literario Max Perkins y su relación con el escritor Thomas Wolfe. Escrita por John Logan, la película se basa en el libro ganador del Premio Nacional del Libro de 1978 Max Perkins: Editor of Genius, de A. Scott Berg.

La película está protagonizada por Colin Firth (Max Perkins), Jude Law (Thomas Wolfe), Nicole Kidman (Aline Bernstein), Dominic West (Ernest Hemingway) y Guy Pearce (F. Scott Fitzgerald).

Luego de la proyección habrá un espacio para comentarios en el que podrá participar el público.

La cinta está dirigida a jóvenes y adultos.

 

 

“Magda Portal era muy divertida y también muy firme”

Rocío Revolledo Pareja (al centro) el día de la inauguración de la muestra en homenaje a Magda Portal. (Foto: Eduardo Vásquez)
Rocío Revolledo Pareja (al centro) el día de la inauguración de la muestra en homenaje a Magda Portal. (Foto: Eduardo Vásquez)

Compartimos una conversación con Rocío Revolledo Pareja, sobrina de Magda Portal, poeta a quien rendimos homenaje con una exposición que recorre su vida y obra.

 

La poesía y la política signaron la vida de Magda Portal. A pesar de los exilios y su militancia activa, la escritora no descuidó su vida familiar. En la exposición Trazos cortados. Poesía y rebeldía de Magda Portal podemos apreciar fotografías y documentos que evidencian el cariño y amor por su madre, hermanas, sobrinas e hija. Una de estas sobrinas fue Rocío Revolledo, quien era hija de Graciela, la hermana menor de Magda y a quien protegió y guió mientras estuvo en vida. En esta conversación Rocío Revolledo nos habla de algunos aspectos familiares de la poeta.

¿Cómo era la relación entre su madre y Magda Portal?
Mi mamá y Magda eran muy unidas. Mi mamá prácticamente la consideraba como si fuera su madre porque vivieron muchísimo tiempo juntas. Cuando Magda volvió del exilio, de las idas y venidas, siempre se quedaba en la casa de mi abuela y allí estaba mi mamá. Mi madre creció y estuvo siempre con Magda. Eran amigas, hermanas, se ayudaron mucho entre las dos. Y Magda, en cierta forma, se sintió responsable por mi mamá, por la diferencia de edades y porque la sentía un poco desprotegida. Mi mamá nació cuando mi abuelo había muerto. Parece que esa pérdida fue muy dura y tanto la hermana mayor de Magda, que se llamó Amelia, acogieron a Graciela, mi madre.

¿Cómo recuerda usted a su tía Magda? Quienes la conocieron resaltan su carácter fuerte
Era muy divertida, también muy firme. Recuerdo que cuando era chica no había necesidad de llamarme la atención, nunca me pegó, ni nada parecido. Solamente me miraba como diciendo “no está bien lo que estás haciendo”, entonces había que huir (ríe). Su mirada era muy fuerte cuando quería llamarme la atención. Después éramos bastante compinches. Para mí fue como si fuera mi madre. Me sentaba con ella los sábados en la tarde y hacíamos el Geniograma que a ella le gustaba. Pasábamos el tiempo juntas. Me iba diciendo qué libros leer.

¿Qué libros le recomendaba a usted Magda?
Depende de la edad. Aparte de los que me daban en el colegio, recuerdo que era bastante exigente conmigo. Cuando tenía 11 años me decía: “tengo que salir, lee El Comercio y me dices cuáles son las noticias más importantes”. Yo decía: “qué pesada, quiero salir a jugar…” y tenía que leer El Comercio y hacerle el resumen de lo que había leído.

Magda Portal en un retrato de 1981. Foto: Víctor Ch. Vargas/Caretas
Magda Portal en un retrato de 1981. Foto: Víctor Ch. Vargas/Caretas

¿En qué momento toma usted conciencia de la importancia literaria y política de Magda Portal?
Cuando yo tenía entre 18 y 20 años ella fue miembro de la ANEA (Asociación Nacional de Escritores y Artistas) y empiezo a acompañarla a las actividades. Allí conocí a los poetas, pintores y los intelectuales amigos de Magda. Como Francisco Izquierdo Ríos, quien también fue presidente de la ANEA. Recuerdo haberla acompañado incluso al velorio de Ciro Alegría. No entendía muy bien, pero teníamos que ir. Ese tipo de cosas están en mi memoria. También cuando (Mario) Vargas Llosa fue a mi casa para conversar con ella para realizar la entrevista para su programa de televisión (La Torre de Babel). Él fue visitarla a la casa y justo decía “ah yo he vivido por allí”, al referirse a la calle Diego Ferré, en Miraflores. Eso fue en el año 81 y ella empezó a viajar a congresos. Durante un tiempo estuvo escribiendo para revistas, la veía más en casa y después empezó nuevamente a activarse.

Entre los documentos valiosos que posee la familia destaca la autobiografía inédita de Magda Portal titulada Trazos cortados
Traté de arreglarla un poco, pero Kristel Best y Mauricio Delgado (curadora y museógrafo de la exposición, respectivamente) se dieron cuenta de que aparentemente ella fue corrigiendo el texto. Intenté enumerar el documento, pero entiendo que este tiene que ser un trabajo de personas que sepan, que se dediquen a ello y sería maravilloso que se pueda publicar esta autobiografía. Me gustaría, además, que pueda traducirse al español el libro de Kathleen Weaver, quien fue su biógrafa, donde cuenta muchos detalles de la historia de Magda.

Si tuviera que relacionar a Magda Portal con una palabra, ¿cuál sería?
Indestructible.

Eso dice mucho de su vida que fue muy intensa
Sí, ha sido intensa en todo sentido. Pero también ha sido una persona muy tierna, muy espiritual. Tenía su carácter. Poco a poco me iba enseñando las cosas y a veces yo no entendía y claro, uno va entendiendo después cómo es la vida en realidad.

¿Es cierto que en el primer gobierno de Alan García se le pidió que se reincorpore al Apra y ella desistió?
Sí, sí se le pidió, incluso también fueron apristas a visitarla personalmente, y ella le entregó al Congreso de esa época una ley que había preparado sobre los escritores y artistas. No sé en qué quedó.

¿Qué expectativas tiene sobre esta exposición?
Que llegue al gran público, especialmente a los escolares y que sea difundida su obra. Magda Portal no figura en los textos escolares, al menos personas de mi generación y personas de generaciones posteriores no la conocen. Entonces, es bueno que se difunda y vean que ella también tiene un lugar en la historia y que luchó muchísimo por las mujeres y por los pobres. Estuvo presa y la familia padeció. Todo esto tiene que salir a la luz.

 

 

Escucha mis manos: narración en lenguaje de señas

(Foto: Jaime Cabrera)
(Foto: Jaime Cabrera)

 

El sábado 29 de abril del 2017, a las 5:00 p.m., en la Sala de Literatura Infantil Cota Carvallo de la Casa de la Literatura Peruana (Jr. Áncash 207, Centro Histórico de Lima), se realizará la actividad Escucha mis manos: narración en lenguaje de señas. La entrada es libre.

Esta actividad tendrá un formato especial y contará con la participación de las mediadoras literarias: Ibis Meléndez, Becky Urbina y Sandi Muchari, quienes presentarán dos cuentos para ser vistos y oídos.

Los libros a narrar en forma oral y mediante el lenguaje de señas serán El zorro que devoró la nube, publicado por el Ministerio de Educación, y ¿A qué sabe la luna?, de Michael Grejniec.

Con esta actividad se pretende incluir a público con deficiencia auditiva interesado en conocer relatos de la literatura infantil. Pueden participar en este evento niños y niñas desde los 5 años de edad.

Al inicio de la sesión se presentará las características de la sala, así como a la escritora que da nombre a dicho espacio. La actividad contará con apoyo audiovisual y en todo momento se empleará el lenguaje de señas.

Esta actividad nace como resultado de un taller de lenguaje de señas dictado en la Casa de la Literatura, gestionado por el Área de Educación.

 

 

Libro de la semana: El arco y la flecha. Relatos de la selva

El arco y la flecha es un libro con el cual podemos acercarnos a una representación del imaginario colectivo shipibo-conibo. (Foto: Eduardo Vásquez)
El arco y la flecha es un libro con el cual podemos acercarnos a una representación del imaginario colectivo shipibo-conibo. (Foto: Eduardo Vásquez)

El pasado 20 abril se entregó el Premio Casa de la Literatura del 2017 a Luis Urteaga (Cajamarca, 1940) por “haber contribuido a iluminar y enriquecer distintos espacios marginados en el país, invisibilizando la figura del autor y apartando cualquier afán de reconocimiento”. Esta semana la Biblioteca Mario Vargas Llosa reseña El arco y la flecha (1996), uno de sus libros de temática amazónica, producto de su convivencia con una comunidad shipiba-coniba en las márgenes del río Ucayali entre 1979 y 1988.

Por Manuel Barrós, Biblioteca Mario Vargas Llosa

El arco y la flecha reúne doce cuentos inspirados en una comunidad shipiba-conibo del río Ucayali. En ellos la selva es la locación donde transcurren las historias, además de ser su protagonista más ubicua y proteica. Haz de naturaleza, animal, sensación, materia, sonido y circunstancia, la selva yace como el principal interlocutor de todos los cuentos. Ella cuenta y permite contar; escucha y hace hablar; sugiere y se aviene como acontecimiento en cada pasaje del libro.

Por ello, lo primero que se advierte en El arco y la flecha es la propicia aleación entre fábula, mito y literatura. El autor nos recuerda lo enormemente imbricados que subyacen en la imaginación shipiba de la cual es voz: cómo los mitos existen gracias a la literatura, a través de la palabra, sea oral o escrita. No ha de extrañarnos, entonces, la atemporalidad de los cuentos. No se la enmarca en un tiempo específico. No se busca contar el origen de un mundo ni fabular la insondable antigüedad de otro. No hay regionalismos ni diálogos que pretendan presentar como “habla popular”. Todo es trabajo de estilo.

Y es de estilo por su entereza de lenguaje, episodios y sensaciones adecuadamente dispuestos. Por ejemplo, los nombres humanos de las historias son traducciones directas del shipibo al español y el narrador omnisciente acierta en los adjetivos para otorgarle un relieve al lenguaje. No cae en exotismos ni impostaciones étnicas. Aunque algo escueto, solo cuenta lo necesario. ¿Y acaso no es eso un buen cuento? Saber elegir qué contar —cómo, desde qué ángulo y cantidad de narradores o voces—, sobre todo si se trata de una imaginación colectiva; imaginación que Urteaga busca expresar y condensar.

Sus principales temas refieren a la cotidianeidad que es tan individual como colectiva. Entre otras encontramos la unidad familiar, la violencia de la naturaleza, la solidaridad y la divergencia en la supervivencia comunitaria, la iniciación sexual, el humor, la importancia del territorio, la difícil convivencia entre los seres humanos y la selva. De ahí que en cada relato personal resuenen ecos de voces colectivas. Sin embargo, para que sus personajes funcionen y permitan la fluidez del texto Urteaga cae en ciertos clichés. Todos sus personajes son arquetipos; quizá una inconsistencia en los registros simbólicos del libro. Entre otras, las circunstancias por las que los personajes transitan son la fauna que cobra vida, las implacables leyes de la selva, el cazador joven que madura en el ejercicio de su oficio, los rituales colectivos, el matrimonio y el dificultoso descubrimiento de la sexualidad.

En ese contexto, al narrar, el autor apela a un anecdotario con guiños fantásticos, en un abanico de historias que podrían calificarse de inusuales. Episódico y de corte maravilloso en los relatos, la selva es representada como un escenario cuyas posibilidades son siempre insólitas, tan llenas de vida y de emoción. Los hechos se suceden unos a otros como parte de la imaginación en la naturaleza y lo que naturaleza causa en la imaginación al cobrar vida ciertamente fantástica en todos sus aspectos y de manera especial en el ejercicio de la caza. Por eso, no es casualidad que de dicho elemento provenga la elección del título. El arco y la flecha son los principales instrumentos de caza; además, símbolos de la masculinidad tan funcional para el relato como estereotipada para todo lo que narra el autor.

Por otra parte, llama la atención, la predominancia de ciertas especies como representantes de lo amazónico. Por dar un ejemplo, tomemos al jaguar, el animal que más aparece en cuatro de los doce cuentos. Aunque también hay gansos, delfines, nutrias, gavilanes o huanganas, el jaguar tiene un relativo protagonismo. El autor representa en el jaguar, especialmente el de color negro, al arquetipo del poder, el peligro, el erotismo y la ferocidad en los animales. Incluso podría ser visto como el gran antagonista de los seres humanos. Mientras que estos, necesitando alimento y refugio, se organizan para defenderse y sobrellevar su existencia, el jaguar puede andar libremente, sin mayores tropiezos, al punto de ser amante de una mujer, como se cuenta en un relato.

El arco y la flecha es un libro con el cual podemos acercarnos a una representación del imaginario colectivo shipibo-conibo. En voz de Urteaga, dicha imaginación tiene un encuentro fecundo para la literatura, a la vez individual y colectiva. Como hemos visto, la unidad temática del libro yace en su estilo, en la capacidad de su lenguaje. Hagamos de este libro otra forma de encuentro; por ejemplo, leyéndolo.

Audio inédito con la voz de Luis Hernández en muestra de homenaje

Luis Hernández y su sobrina Techi. Archivo Carlos Hernández.
Luis Hernández y su sobrina Techi. Archivo Carlos Hernández.

 

Además de sus objetos personales, así como sus míticos y coloridos cuadernos, la exposición El sol lila. Constelaciones poéticas de Luis Hernández, que se inaugurará el miércoles 26 de abril, a las 7:00 p.m., tendrá entre sus novedades un audio inédito en el que se escuchará la voz del poeta.

Este hallazgo fue posible gracias al escritor Nicolás Yerovi, quien en agosto de 1975 entrevistó a Hernández y registró la charla en una cinta magnetofónica. En los primeros minutos de la grabación se escucha las melodías de un piano, instrumento que el poeta ejecuta y donde interpreta versiones personales de Oh my love, de John Lennon, y Norwegian Wood, de The Beatles, uno de sus grupos favoritos.

En la conversación Yerovi interroga al poeta sobre datos de su biografía, así como su primer acercamiento a la poesía. Las singulares respuestas de Hernández ofrecerán al público que visite la muestra una visión del universo poético del escritor, quien falleció en Buenos Aires, el 3 de octubre de 1977.

Esta entrevista, realizada en la casa del poeta, ubicada en el distrito de Jesús María, fue publicada el 20 de setiembre de 1975, en el suplemento Garcilaso del diario Ojo. Una versión resumida se publicó en La imagen cultural, de La Prensa, en un suplemento especial en homenaje al mes de su muerte, el 6 de noviembre de 1977.

El audio completo, de una duración de 33 minutos, podrá escucharse en la Sala de Exposición 1, donde se presentará esta muestra.

 

MÁS DETALLES SOBRE LA MUESTRA

El sol lila. Constelaciones poéticas de Luis Hernández, que se inaugurará en la Casa de la Literatura Peruana (Jr. Áncash 207, Centro Histórico de Lima), mostrará al público por primera vez el archivo personal del poeta custodiado por su familia.

La muestra exhibirá gran parte de los cuadernos de Luis Hernández conservados por sus herederos. Estos ascienden a más de 40 y son custodiados actualmente por la editorial Pesopluma. Además, algunos serán expuestos en versión facsimilar para que el público interactúe con ellos.

Luis Hernández solo publicó tres poemarios: Orilla (1961), Charlie Melnik (1962) y Las Constelaciones (1965) y exploró otras maneras de difundir su obra a través de cuadernos que obsequiaba a distintas personas. En ellos se encuentran poemas, citas, traducciones, letras de canciones, dibujos y collages.

Otra de las novedades que presentará la exposición será un cuaderno inédito de Hernández, encontrado por un transeúnte en las calles de Lima en la década del 70. Además, se proyectarán las entrevistas realizadas a los hermanos del poeta, Max y Carlos Hernández; a sus amigos como los hermanos Larco y Silvio Ratto; al poeta Luis La Hoz y al escritor Nicolás Yerovi.

Además, el archivo de Luis Hernández incluye fotografías personales en distintas edades y momentos de su vida, documentos, libros de música donde realizó anotaciones, su diploma y sello de médico, entre otros.

Asimismo, primera vez se mostrará un rollo de papel, que pertenece al poeta Omar Aramayo, y que contiene dibujos y poemas de Luis Hernández, quien escribió en el papel durante uno de sus cumpleaños.

La exposición se realiza con la colaboración de la familia Hernández Camarero y de la editorial Pesopluma.

La muestra podrá visitarse desde el miércoles 26 de abril hasta el domingo 27 de agosto de 2017, en el horario de martes a domingo de 10:00 a.m. a 7:00 p.m. Ingreso libre.

 

 

Poesía y facetas de José Watanabe: 10 años sin el vate

José Watanabe mirando el horizonte en la foto tomada el 11 de enero del 2007. (Cortesía de la revista Caretas/Víctor Ch. Vargas)
José Watanabe sonriente en una foto tomada el 11 de enero del 2007, tres meses antes de su partida. (Cortesía de la revista Caretas/Víctor Ch. Vargas)

 

Vinculado esencialmente con la poesía, José Watanabe se desarrolló en distintos campos: la literatura infantil, el cine, el teatro, la televisión y la historieta. Además, fue directivo del canal del Estado e incursionó en la composición musical.

 

Por Ricardo Flores Sarmiento

José Watanabe murió hace 10 años, pero su obra late. Sus poemas siguen vivos, sus guiones —aún sin estudiar— palpitan en algunas de las películas más importantes del cine peruano, y sus cuentos para niños continúan leyéndose. Su vida física se apagó hace una década, sin embargo, su obra vive y late más fuerte.

“Además de ser un gran poeta fue guionista de cine, productor de televisión, y llegó a ser gerente del Canal 7. Todo lo que se proponía hacer, lo hacía bien. Eso es innegable”, apunta Lorenzo Osores, amigo de Watanabe.

Muchos años antes de entrelazar su poesía con otras artes y sellar su nombre en las letras peruanas, José Watanabe fue un niño dotado con una imaginación vasta y una mirada aguda, que se consagraría en su obra poética. Su don especial para la observación se fue tejiendo en sus primeros años al contemplar las cenizas de la caña de azúcar y ver en estas formas de objetos y animales. “Él tenía un ojo distinto. Era muy contemplativo”, relata Teresa Watanabe, hermana del escritor.

Nació el 17 marzo de 1945, en el distrito de Laredo, en Trujillo. Fue el sétimo de once hermanos y producto de la suma dos mundos. Su padre, el ciudadano japonés Harumi Watanabe, llegó al Perú en 1919, y su madre Paula Varas era originaria de la costa norte de nuestro país.

Vivió los primeros años de su vida en Laredo rodeado por el campo. “Un espacio con poca zona urbana y mucha área agrícola. Para un niño era casi un lugar ideal”, recuerda su hermana. En este ambiente, Harumi Watanabe, pintor de profesión, alguna vez le leyó haikus, un tipo de poesía japonesa a la que se aficionó desde su país natal. José tendría más tarde también un interés especial por estos poemas tan profundos como breves.

 

POESÍA Y ARTE

 A los 15 años su vida cambiaría para siempre. Cuatro años después de mudarse a Trujillo, luego que su padre ganó la Lotería de Lima y Callao, murió Harumi y, apenas un mes después, fallecería su primera enamorada. El golpe anímico fue demasiado para un adolescente romántico. “Fue la primera vez que necesité escribir”, le contó Watanabe a José Li Ning.

Tras estos acontecimientos, el poeta inició, en 1963, sus estudios en la Escuela de Bellas Artes en Trujillo. En ese ambiente artístico, José Watanabe compartiría sus primeros versos con amigos y, en 1965, se presentó al mítico concurso de Poeta Joven del Perú, donde obtendría una mención honrosa con el poemario Arquitectura de la sombra en la hierba —que nunca fue publicado—. Este lugar lo compartió junto a tres poetas, uno de ellos Juan Ojeda. En esa edición Luis Hernández Camarero obtuvo el segundo lugar y el primer puesto fue compartido por Manuel Ibáñez Rosazza y Winston Orrillo.

José Watanabe dejó la pintura presionado por su familia y viajó a Lima, donde estudió dos años de Arquitectura en la Universidad Federico Villarreal. Es en la capital donde comienza a involucrarse con el mundillo literario, pero su carta de presentación sería como cuentista y no como poeta. Su relato El Trapiche fue publicado en el número 1 de la revista Narración (1966).

“Apenas tenía veinte años y su prosa era directa, hermosa y profunda. Los diálogos eran ágiles y la estructura general de buena factura”, recordaba el escritor Oswaldo Reynoso en el artículo José Watanabe, el joven narrador. La nota que acompañaba el relato indicaba que iba a formar parte de un libro de cuentos que nunca vio la luz.

album_fullLuego de su breve paso por la narración, su nombre adquiriría mayor relevancia al ganar el premio Poeta Joven del Perú en 1970, por su poemario Álbum de familia, donde compartió el primer lugar con Antonio Cillóniz.  Su amigo Lorenzo Osores recuerda que Watanabe no quería participar en el concurso porque la posibilidad de quedar como una mención honrosa, era deshonroso para él.  “No es tan cierta esa imagen de humilde con que algunos ingenuos lo han cubierto. Él no era tan humilde, él quería ganar. Entonces, yo lo convencí. Le dije: ‘sí vas a ganar’ y lo ganó”, reveló.

Al año siguiente del premio se publicó Álbum de familia, donde plasma el encuentro cultural entre el origen andino de su madre y el mundo japonés de su padre. Sería, además, su partida nacimiento en la llamada generación del 70, donde Watanabe muestra grandes diferencias en su poesía con relación a sus contemporáneos al no abordar temas políticos, pese la efervescencia de la época a la que sumaron grupos como Hora Zero y Estación Reunida.

“Watanabe realiza una experimentación con el haiku, una poesía coloquial mesurada que evita el lugar común”, explica el catedrático e investigador Camilo Fernández. “En esa generación la mejor poesía la escribieron los insulares, es decir, la poesía de Watanabe destaca por encima de todas y es seguida por la de Enrique Verástegui, quien dentro de Hora Zero era el que menos expresaba en su poesía los postulados de ese movimiento”, aprecia Marco Martos.

 

INICIO EN EL MUNDO INFANTIL

Un nuevo mundo se abrió para un autodidacta José Watanabe cuando, en 1973, ingresó al Instituto de Teleducación (INTE) del Ministerio de Educación. Quien lo convocó fue el poeta Pablo Guevara. Ahí se inició como guionista y director de la serie televisiva infantil La casa de cartón, donde trabajó estrechamente con Carlos Tovar.

Este dibujante, conocido como Carlín, recordó la destreza de Watanabe para crear los personajes de las series, en especial, la del segmento llamado El elefante y la cigarra, donde el poeta creó al elefante usando su mano como el cuerpo del paquidermo y su dedo funcionaba como trompa, mientras que fabricó a la cigarra con un gancho de ropa. “Él era un artista”, apunta Carlín.

Esta experiencia televisiva duraría hasta 1974, año en que viajó a Alemania para presentar en un evento internacional La casa de cartón.  Tras su regreso al Perú volvió a trabajar con Carlos Tovar. Esta vez en la historieta Cabriola La Cabra, donde escribía el guion y Carlín hacía los dibujos. Esta era publicada en la revista Collera. “Hay un gran aporte de Watanabe en mis dibujos en la historieta”, apunta el ilustrador.

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Con El futuro diferente, la dupla Watanabe-Carlín continuaría explorando el humor a través la historieta. Su personaje principal era el investigador privado Lucas Pen, quien resolvía casos políticos como el secuestro del dentista del ‘Presidente Mario Vargas Llosa’ o salvaba de un atentado al alcalde del pueblo de San Miguel, Alfonso Barrantes. La imaginación de Watanabe quedó plasmada en la revista El idiota ilustrado.

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GUIONES Y CINE

Eran los primeros años de los ochenta y José Watanabe recibió una oferta que le abriría otro mundo. Alberto Durant le ofreció hacer juntos el guion de su primera película, Ojos de perro (1981), donde el escritor tuvo a su cargo la dirección artística.

“Si bien él tenía experiencia en guiones de televisión, eran guiones educativos, no era una ficción pura. Pero como poeta tenía una facilidad para crear mundos imaginarios por lo que fue muy interesante ver el proceso en que se convirtió en guionista”, recuerda Durant, con quien trabajaría años después en la dirección artística de la cinta Malabrigo (1986).

Su trabajo como guionista seguía en ascenso, cuando incursionó en la adaptación de la novela No una, sino muchas muertes (1958) de Enrique Congrains, junto a Edgardo Russo. El guion de la película Maruja en el infierno (1983) fue su primer trabajo con el cineasta Francisco Lombardi y su segunda cinta como director artístico.

Un hito importante ocurriría en 1985 con la adaptación cinematográfica de la novela La ciudad y los perros, de Mario Vargas Llosa. Watanabe pudo sortear el desafío y no solo eso: logró que una película estuviera a la altura del libro que le dio origen. El guion lo trabajó junto a Lombardi, quien dirigió la cinta.

José Watanabe el último de la izquierda al lado del actor Gustavo Bueno, del director Francisco Lombardi, del escritor Mario Vargas Llosa y la actriz Liliana Navarro. (Foto: Arkivperu)
José Watanabe el primero de la izquierda al lado del actor Gustavo Bueno, el director Francisco Lombardi, el escritor Mario Vargas Llosa y la actriz Liliana Navarro. (Foto: Arkivperu)

“El guion de La ciudad y los perros es potente. Sigo creyendo que es una de las grandes películas del cine peruano, yo diría entre las 10 películas del cine peruano, y Maruja en el infierno, es una extraordinaria adaptación”, señala Jorge Eslava.

 

CÁNCER

Su prolífica producción en cine se detuvo cuando le detectaron cáncer de pulmón. En los años previos a esta enfermedad se podía ver al poeta tomando un cigarrillo, partiéndolo en tres partes y fumándolo sin filtro. De este vicio también derivaría su característica voz grave.

En 1986 viajó a Alemania, donde recibió tratamiento y se curó de su primer cáncer. Esta experiencia cercana a la muerte cambiaría todo en su vida sumiéndolo en una profunda depresión y un aislamiento, pero no lo alejó de la poesía. Nunca dejó de escribir.

En aquellos años de silencio poético, Jorge Eslava dirigía la editorial Colmillo Blanco. El escritor se le acercó a José Watanabe un día que fue a recoger a sus hijas del colegio donde trabajaba y le propuso publicar un libro suyo. El poeta, quien era de modales muy amables, lo invitó su casa donde acordaron la publicación de El huso de la palabra (1989).

huso_full_jpg_515x515_detail_q85Con este libro, Watanabe rompió un silencio de 18 años y volvió a situar su nombre en lo alto del ambiente literario, recibiendo elogios, reconocimientos, además, de ser elegido como el mejor poemario de la década de los ochenta en una encuesta organizada por la revista Debate.

El huso de la palabra es la cumbre de José Watanabe. Marca un antes y un después en el ámbito de su poesía, particularmente por el empleo del verso coloquial, el uso del haiku”, califica el investigador en poesía, Camilo Fernández. “Con El huso de la palabra adquiere potencia y una dimensión que no alcazaba el primer libro, luego porque vuelve a situar su nombre entre los más importante de su generación, tal vez el más importante de su generación”, destaca Jorge Eslava.

 

RETOMA EL CINE

ALIAS LA GRINGAEl poeta regresaría al cine para trabajar el guion de la cinta Alias ‘La Gringa’ (1990), junto al director Alberto Durant y José María Salcedo. La película fue un éxito rotundo, pese a las dudas que tuvo en un primer momento Watanabe en la inclusión de Germán González como protagonista de la cinta.

En Alias ‘La Gringa’, el poeta mostraría sus habilidades como director artístico, sus dotes para hacer escenografías, crear atmósferas y desarrollar el espacio donde se mueven los personajes. Ocho años después volvería a trabajar con ‘Chicho’ Durant en la dirección artística en la cinta Coraje, la última película en la que participó.

Antes de este trabajo, se encargaría del guion y la dirección artística de Reportaje a la muerte (1992), dirigida por Danny Gavidia y del libreto de la cinta Anda corre vuelta (1993), de Augusto Tamayo.

 

TELEVISIÓN

El poeta estuvo muy ligado a la televisión a lo largo de su vida. Luego de la experiencia en La casa de cartón regresó a la pantalla chica, a inicios de los 90, como gerente de Televisión Nacional del Perú. Estuvo en este cargo en dos periodos. Primero en 1992 y luego en 2001. Durante su gestión, José Watanabe, un hombre que no podía tener las manos quietas, ideó el programa Hecho a mano, donde se resaltaba la labor de los artesanos.

Su experiencia televisiva no lo apartó de la labor creativa. Trabajó en el guion de la telenovela Canela (1995) junto a Rocío Silva Santisteban y Rosa Málaga. Precedida por la exitosa novela Gorrión, no logró captar la audiencia esperada. A pesar de mostrar los paisajes bellos de Arequipa, sus giros inesperados la volvieron difícil de entender.

Pero la revancha vendría poco tiempo después. Watanabe sacó lustre a su experiencia como guionista en la serie Hombres de bronce (1998-Panamericana Televisión), que mostraba a personajes relevantes de nuestra historia a través de dramatizaciones de corte documental. El poeta trabajó en los guiones de Julio César Tello, Ricardo Palma, Daniel Alcides Carrión, entre otros.

 

Su experiencia en Hombres de bronce le serviría para que, años después, trabaje en guiones de documentales con Sonia Goldenberg. Primero en Poderoso caballero (2002), donde narra los años de corrupción de Alberto Fujimori y Vladimiro Montesinos demostrándolos con los hechos más representativos como los ‘Vladivideos’. Luego, en Memorias del Paraíso (2003), documental que le valió a Goldenberg el premio de la Fundación de Nuevo Periodismo Iberoamericano.

 

 

RECAÍDA

En los años noventa, José Watanabe volvió a sentir la muerte de cerca. En 1993 falleció su madre, Paula Varas. Un año más tarde, el cáncer regresó y le afectó el otro pulmón. Realizó su recuperación en el Instituto de Enfermedades Neoplásicas.

cara_historia_fullEl retorno del cáncer coincidió con la publicación de su poemario Historia natural (1994). “Lo que quería hacer con Historia Natural es una filosofía muy simple pero muy válida, que aprendí de niño: La vida es física, no es intelectual”, explica Watanabe sobre su libro en la revista Caretas.

Luego del segundo cáncer sintió que le quedaba poco tiempo e inició un periodo muy prolífico en todas sus facetas, pero siempre apoyándose en la poesía. “Con la enfermedad comenzó a escribir más. Era consciente que no tenía toda la vida por delante”, indicó Teresa Watanabe.

Este nuevo golpe se ve reflejado en su poemario Cosas del cuerpo cosas_full(1999), que es considerado uno de sus libros más destacados, por la calidad de sus versos que se pueden ver reflejados en “El Lenguado”, “El ojo”, “El guardián del hielo”. “En este libro lo físico es lo que importa. De alguna manera, planteo que el cuerpo es nuestra única patria, la única posesión real que tenemos”, refirió Watanabe en la revista Caretas.

 

 

MÁS ALLÁ DE LA FRONTERA

 
La poesía de Watanabe cruzó la frontera rápidamente, y el primer destino, lejos de ser Sudamérica, fue Inglaterra con una antología de 44 de sus poemas en Path Through the Canefields (1997) seleccionada por Dave Tipton y C.A.de Lomellini, quienes destacaron el uso del lenguaje cotidiano en su poesía.

cara_guardian_fullLa encargada de llevar a José Watanabe a recorrer Latinoamérica fue Piedad Bonett, con quien tuvo una amistad. La antología El guardián del hielo (2000) realizada por esta poeta colombiana recibió, dos años después de su publicación, el Premio José Lezama Lima otorgado por la Casa de las Américas en Cuba. “Las profundas y diversas raíces de su autor se entretejen en torno al mito familiar, así como para traducir en palabras sus emociones”, destacó el jurado.

En el 2005, cuando Watanabe estaba consolidando su presencia en el continente se publicó en Venezuela la antología Lo que queda, trabajada por Micaela Chirif.

Eduardo Chirinos llevó la poesía de Watanabe a España con la antología Elogio del refrenamiento (2003). Poco antes de la muerte del poeta, también en el país ibérico, se publicó Tu nombre viene lento (2006), su última antología, la cual reunía los poemas sobre su madre.

 

TEATRO Y MÚSICA

Al final de los años 90 recibió una propuesta del grupo Yuyachkani para incursionar en el guion teatral. Fue así que realizó una memorable versión libre de Antígona de Sófocles, interpretada por Teresa Ralli y dirigida por Miguel Rubio. El drama griego del pasado parecía reflejarse en el presente del país: la violencia extrema, las desapariciones eran aun prácticas constantes. Lo curioso es que Ralli había pensado en Blanca Varela para la adaptación, pero fue ella quien recomendó a Watanabe.

 

La obra se presentó en febrero del 2000, donde se pudo apreciar el aporte de Watanabe en el guion con su vena poética, sus versos, que se fusionan con su mirada de la Antígona de Sófocles. Esta mezcla logró que se mantengan frases del escritor griego y versos salidos del propio mundo del poeta como: “No hay peor tortura que la propia imaginación y Antígona no cesa en mi mente”.

El teatro lo impactó en su vida y tenía planeado trabajar más obras griegas como Medea, Lisístrata y Electra, sin embargo, la vida lo llevaría por otros caminos.

Watanabe era un amante del arte en toda su dimensión. Era un lector de gustos tan diversos como Yasunari Kawabata, Matsuo Bashō, Ezra Poud o T.S. Elliot, además, de un gran conocedor de la ilustración y un amante de la pintura. Pero, sobre todo, era un conversar único. “A él le interesaba desarrollar varias facetas porque era un hombre culto, por momentos hasta erudito”, recuerda Eslava.

Sus conocimientos llegaban hasta la música y ahí el rock lo esperaba. Luego de mostrarse en desacuerdo de que sus poemas sean musicalizados acordó con Rafo Ráez hacer un disco con canciones compuestas por él. El álbum Pez de Fango vio la luz en el 2005 con 13 temas escritos por el poeta, quien tras la publicación del disco negó más de una vez sentirse un rockero y se autodenominó: “letrista de rock”.

 

 

LITERATURA INFANTIL

En la década de los ochenta publicó una serie de sus cuentos infantiles en los libros de lectura de la editorial Santillana entre los que destacan: El ciempiés que demoraba (1987), El señor que paseaba con un pingüino (1986) o Pobrecito cocodrilo (1983). Estos relatos nunca pudieron ser compilados ante la negativa del poeta. “No son cuentos, son chistes populares”, le decía Watanabe a Jorge Eslava cada vez que le ofrecía reunirlos y publicarlos.

Muchos años después de su trabajo con Santillana, escribió una serie de 11 libros infantiles, que fueron publicados incluso después de su muerte. “Prácticamente todos sus cuentos los hizo en un año, que fue su último año de vida”, reveló Micaela Chirif.

003Watanabe trabajó estos cuentos con las técnicas de cine, haciendo encuadres panorámicos de las imágenes. En esta línea de relatos destaca la serie de Andrés Nuez, donde el poeta con su habilidad manual diseñó los personajes de estos cuentos. El escritor pensaba trabajar una obra más amplia, dirigida a la enseñanza de la función numérica, los colores, el abecedario.

 

LA POESÍA, SU VIDA

“La poesía ha sido toda la vida su acompañante, al final si él ha logrado vivir más tiempo es por la poesía. Era su vida, su bastón, su todo”, recuerda Teresa Watanabe. Y en los últimos años de su vida no fue la excepción.

cara_habito_fullEn el 2002, publicó el poemario Habitó entre nosotros, que destaca entre su poesía por tener una temática distinta donde muestra su visión de Jesucristo. “El libro empezó viendo cuadros bíblicos que tenían que ver con la vida de Cristo”, reveló José Watanabe al periodista Diego Alonso Sánchez.

La siguiente obra en aparecer sería La piedra alada (2005), que tuvo una gran acogida en España, incluso fue un éxito en ventas. En él, Watanabe afina su mirada a la naturaleza y a los pequeños detalles que cobran vida como en el poema que le da el nombre al libro.

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Un año más tarde publicó su último poemario: Banderas detrás de la niebla (2006), que muestra una mixtura de temas como el amor, la muerte, la naturaleza, siempre con su mirada acuciosa, donde destacados poemas como “Responso ante el cadáver de mi madre”, “Flores”, “Banderas detrás de la niebla” y la sección El otro Asterión.

  

 

LA VIDA LE QUEDÓ CORTA

José Watanabe dormía de día y vivía de noche explotando su creatividad. Sin proponérselo abarcó nuevas facetas más allá de la poesía y coleccionó títulos sin estudiar. Era una persona múltiple, que al igual que en su obra podía estar callado mucho rato y de pronto hablar sin que nadie lo pueda detener. Es ahí, en la plenitud de su carrera, en la etapa más prolífica de su vida, que le detectaron un tercer cáncer, esta vez al esófago. “Quería escribir más teatro y desarrollar toda la línea para niños. Se le quedaron muchas cosas”, confiesa Teresa.

La vida se le fue derritiendo entre las manos sin poder hacer nada, la noche del 25 de abril del 2007, en el hospital Neoplásicas, murió José Watanabe. Wata, Pepe, ‘Chino’.  El hombre de la palabra justa, el poeta de gustos finos y variados, de lecturas diversas, de mirada acuciosa, el burlón, el gracioso, el ambidextro de nacimiento, el perfeccionista incasable, el conversador innato, el artista en todas sus facetas.

“El tiempo va haciendo una selección rigurosa de poetas o artistas en el Perú del año 70 a comienzos del tercer milenio y sin duda que José Watanabe queda como una figura muy notable”, sentencia Marco Martos.

 

 Los invitamos a ver este reportaje en video que preparamos

Seleccionados para el laboratorio sobre la obra de Luis Hernández

La Casa de la Literatura inaugurará el miércoles 26 de abril una exposición de homenaje a Luis Hernández.
La Casa de la Literatura inaugurará el miércoles 26 de abril una exposición de homenaje a Luis Hernández.

 

Compartimos la relación de participantes de este laboratorio interdisciplinario que dirigirá la coreógrafa Karin Elmore.

En este enlace consulte el cronograma de trabajo y horarios

RELACIÓN DE SELECCIONADOS

  1. Valeria Herrera Vásquez
  2. Claudia Alejandra Fernández Ramos
  3. Gloria María Isabel Chong Yparraguirre
  4. Erika Isabel Chamorro Solórzano
  5. Jesús Tadeo Paniagua García
  6. Tilsa Milagros Pérez Prieto
  7.  Julio César Rivas Huarcaya
  8.  Rosa Anagalí Rosas Tasayco
  9.  Angelita Ivone Vásquez Erazo
  10.  Karla Rubí Sáenz Huerta
  11.  Renzo Jesús Bernal Vílchez
  12.  Isaac Ernesto Ruiz Velazco
  13.  Norma Fernanda Rodríguez Vásquez
  14.  Clara Esperanza Best Núñez
  15.  Jharlen Osnar Ormeño Solano
  16. Gabriela Stephanie Vega Landa
  17. Miriam de Pilar Sernaque Arguello
  18. Diego Miguel Mendoza Rojas
  19. Karla Rubi Saenz Huerta
  20. David Sandro Zelaya Tapia

 

 

 

Truequetón de libros: la experiencia de intercambiar obras

La nueva edición del Truequetón se realizó el domingo 23 de abril. (Eduardo Vásquez)
La nueva edición del Truequetón se realizó el domingo 23 de abril. (Eduardo Vásquez)

 

Por Ricardo Flores Sarmiento

Las mesas estaban llenas de libros viejos, nuevos, raros, fáciles de conseguir, pero todos con algo en común: iban a ser intercambiados. La nueva edición del Truequetón reunió a asiduos participantes, a jóvenes lectores y a debutantes en el intercambio de obras.

Yeny Arauco tenía en sus manos Hamlet de Shakespeare, obra que acababa de intercambiar. Había llegado al Truequetón con varios títulos para renovar su biblioteca. “Es la primera vez que vengo. Vi el evento en Facebook y tenía estos libros. En vez de venderlos me dije: ‘es mejor cambiarlos’”, comentó. 

“Los libros me trajeron”, contó Luis Rivero uno de los constantes visitantes a este evento realizado con motivo del Día del Libro. “Traigo los libros que ya leí. He venido seis veces. Me interesa la literatura y la filosofía”, precisó. Logró cambiar el libro de Anton Chejov que contiene La gaviota y El jardín de los cerezos por otros titulados Trilogías (relatos al desnudo) de Willy del Pozo y Huellas en el tiempo de Jonathan Yaranga.

El encuentro de lectores no se limita al intercambio de libros, pues allí, a través del diálogo, se comparten experiencias que derivan en recomendaciones de autores, libros de cuentos, novelas e historias. “¿Has leído La dama del perrito de Chejov? Es una gran historia”, recomendó Pedro Arriola a uno de los visitantes a su mesa.

Músico y coleccionista empedernido de libros, Pedro Arriola es uno de lo más asiduos visitantes al Truequetón y ha participado en nueve de las ediciones desde su creación en el 2014. “Traigo los libros que ya tengo repetidos, que he mejorado su estado o que conseguí una mejor edición”. En su mesa se podía apreciar los Populibros, cuya colección la tiene dos veces completa, además, de algunos títulos de Julio Ramón Ribeyro. “Me falta Solo para fumadores en la primera edición, lo tengo en segunda”, aseguró esperando un día poder hallarlo e intercambiarlo.

En otra de las mesas del Café Literario encontramos a Luis Eduardo Vivero, un ciudadano chileno que vive hace más de un año en nuestro país. “Para un lector venir aquí es como ir a una pastelería y comerse muchos pasteles”, remarcó en su primera participación en un Truequetón. “Tengo un Club de Lectura Infantil por eso busco libros infantiles y poesía”, añadió.

 

¿POR QUÉ INTERCAMBIAR?

Las historias de por qué intercambian los libros pueden ser diversas y suscitar explicaciones como: “Son libros que tengo repetidos”, “Ahora estoy buscando otros géneros literarios”, “Mejoré la edición del libro y ahora quiero otro” o “Estoy dejando de leer obras literarias, por eso busco ensayos”.

“Traje libros de terror, porque ahora estoy buscando literatura fantástica”, comentó Katherine Oller, una ciudadana venezolana que llegó al Truequetón. “Este evento es una buena oportunidad para renovar tu biblioteca”, añadió.

Iván Zubieta tiene por costumbre —cuando un libro le gusta mucho— comprar dos hasta tres ejemplares para regalar. Algunos de estos libros que no fueron obsequiados estaban en su mesa, entre ellos El cadete Vargas Llosa de Sergio Vilela.

“En la primera edición del Truequetón cambie Jesús de Nazaret: hombre y leyenda de Almudena García por la Tía Julia y el escribidor. Ahora traigo ese libro para cambiarlo porque ya lo leí”, recordó.

Cuando la noche caía y con ella el fin del evento, Juan Carlos llegó con su familia al Truequetón. Llevaba en la mano libros de psicoanálisis y filosofía. “Es la primera vez que venimos. Busco libros de psicoanálisis y narrativa”, contó.

El evento congregó a decenas de personas que se llevaron entre sus manos nuevos mundos, dejando en otros las lecturas pasadas. Los libros, a fin de cuentas, son amigos de tránsito, compañeros de camino, que de repente emigren a otras manos en un nuevo Truequetón.

 

Las imágenes del Truequetón de libros realizado el domingo 23 de abril
Truequetón de libros

Actividades del martes 25 al domingo 30 de abril de 2017

Foto: Eduardo Vásquez
Foto: Eduardo Vásquez

Todas las actividades de la Casa de la Literatura son gratuitas. La dirección es Jr. Áncash 207, Centro Histórico de Lima. Estación Desamparados, a una cuadra de la Plaza Mayor.

 

Martes 25

El feminismo y estudios de géneros a través de la historia del Perú
La académica peruana Ágata Cáceres Sztorc presentará su libro Entre el autoritarismo y la democracia. Feminismo, relaciones de género y violencia en la cultura peruana contemporánea (cine, televisión y creación literaria). Esta investigación abarca desde el régimen militar de Juan Velasco hasta el gobierno de Ollanta Humala. Acompañarán a la autora las escritoras Rocío Silva Santisteban y Karina Pacheco.

Lugar: Auditorio. Hora: 7:30 p.m.

 

Miércoles 26

El sol lila. Constelaciones poéticas de Luis Hernández
Inauguración de la muestra que conmemora los 40 años de la desaparición física del poeta Luis Hernández. En ella se presentarán cuadernos –inéditos algunos de ellos-, fotografías, documentos y facsimilares. Más información aquí

Lugar: Sala de Exposición 1. Hora: 7:00 p.m.

 

Jueves 27

El proceso de modernización el Perú a través del arte
El investigador peruano Luis Rebaza Soraluz presenta el ensayo De ultramodernidades y sus contemporáneos, editado por el Fondo de Cultura Económica filial Perú. En el libro se analiza el proceso cultural peruano a través de la literatura, las artes visuales y la arquitectura. Acompañarán al autor el filósofo e historiador José Ignacio López Soria; el crítico de arte y curador Augusto del Valle; y Felipe Aburto, editor del FCE Perú. Más información aquí

Lugar: Auditorio. Hora: 7:00 p.m.

 

Viernes 28

Las respuestas de Ángel Rama y José María Arguedas
El investigador literario Javier García Liendo presentará el libro El intelectual y la cultura de masas. Argumentos latinoamericanos en torno a Ángel Rama y José María Arguedas. En este estudio explora el rol que ambos intelectuales tuvieron en la conceptualización y promoción de espacios culturales. Acompañará al autor la investigadora Mónica Bernabé. Más información aquí

Lugar: Auditorio. Hora: 7:00 p.m.

 

Sábado 29

Historias para disfrutar en familia
Los invitados a los sábados de cuentacuentos serán los integrantes de nuestro Programa Abuelas y Abuelos Cuentacuentos. Actividad dirigida a familias y a niñas y niños desde los 5 años.

Lugar: Sala Carmen Taripha (detrás de la escalera principal). Horario: 3:30 y 4:30 p.m. (dos funciones)

 

Presentación del libro infantil Gusanito y el señor de Sipán
Autor: Miguel Paz Varías. Presenta: Gail Silverman

Lugar: Auditorio. Hora: 4:00 a 5:00 p.m.

 

Música y poesía
El cantautor peruano Amadeus X presentará canciones de su primer y segundo álbum, La Ruta Natural, algunos temas inéditos y poesía musicalizada. Además, su presentación incluirá una performance a cargo de Rina Lilia. Más información aquí

Lugar: Auditorio. Hora: 7:00 p.m.

 

Domingo 30

Ciclo Cine y Biblioteca
Estrenada el año pasado con el título de Pasión por las letras, Genius es una cinta inspirada en la relación entre el editor Max Perkins y el escritor Thomas Wolfe. Director: Michael Grandage. Duración: 104 minutos

Lugar: Sala Carlos Oquendo de Amat. Hora: 3:00 p.m.

 

Teatro: La pasionaria: Todos somos Magda
El grupo Cuatrotablas presentará esta obra en el marco de la exposición de homenaje a la poeta Magda Portal que se inauguró en la Casa de la Literatura el 30 de marzo. Capacidad: 60 personas. La entrada es por orden de llegada. Dirigida a mayores de 14 años. Más información aquí

Lugar: Auditorio. Hora: 6:30 p.m.

 

Además, el público podrá visitar nuestras exposiciones vigentes:

Trazos cortados. Poesía y rebeldía de Magda Portal. Abierta hasta el domingo 13 de agosto.

El sol lila. Constelaciones poéticas de Luis Hernández. Abierta a partir del miércoles 26 de abril hasta el domingo 27 de agosto.

Intensidad y altura de la literatura peruana. Es la muestra más representativa de la Casa de la Literatura y recorre nuestro devenir literario tomando como eje a las distintas identidades del país.

 

También nuestras tres salas de lectura:

Biblioteca Mario Vargas Llosa y el Café Literario (de martes a domingo de 10:00 a.m. a 7:00 p.m.) y la Sala de Literatura Infantil Cota Carvallo (martes a viernes de 10:00 a.m. a 5:00 p.m., sábados y domingos de 10:00 a.m. a 6:00 p.m.). El servicio es gratuito, pero es necesario llevar DNI.

 

 

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