Continuamos celebrando el mes de la bibliodiversidad invitando a toda la familia a explorar El libro negro de los colores (Ediciones Tecolote, 2008), de Menena Cottin y Rosana Faría. Vivirán una experiencia única en que los colores no se ven pero sí se sienten.
Por Antonio Chumbile, Biblioteca Mario Vargas Llosa
Se suele decir que un buen libro puede cambiar nuestra mirada sobre el mundo. En el caso de El libro negro de los colores esta afirmación puede ser algo inexacta. Quizá lo más preciso sería decir que éste mágico libro literalmente modifica nuestra forma de sentir el mundo. Es un hermoso artefacto que logra hacer que, por un momento, “veamos” los colores del mundo a través de nuestra piel.
Escrito por Menena Cottin e ilustrado por Rosana Faría, El libro negro de los colores (Ediciones Tecolote, 2008) contiene una especie de testimonio en el cual se nos cuenta de qué manera Tomás, un niño invidente, puede sentir e imaginar los colores. Gracias a un sensible lenguaje poético, el relato nos invita a que nosotros también podamos percibir el mundo como lo hace Tomás: “El color amarillo sabe a mostaza, pero es suave como las plumas de los pollitos” (p. 4). Inmediatamente después de estas líneas tan creativas, aparece en el libro una página totalmente oscura en la cual solo encontraremos algunas plumas dibujadas en altos relieves de color negro. Es inevitable sentir las ganas de pasar por encima los dedos. Entonces ocurre la magia: el lector sentirá la delicada textura de cada pluma y así la lección de Tomás sobre los colores se hace realidad. El color amarillo no se ve pero se puede tocar, se puede sentir.
Después de estas primeras páginas, el lector, ya sea niño o adulto, de seguro se preguntará: ¿cómo se sentirá el color rojo o azul?. Y Tomás nos seguirá enseñando: “El rojo es ácido como la fresa y dulce como la sandía, pero duele cuando se asoma por el raspón de su rodilla” (p. 6). Y, nuevamente, pasamos los dedos sobre la siguiente página y sentimos la superficie y los contornos de una fresa. Si solo usamos la vista, la fresa solo sería de color negro. En cambio, a ojos cerrados podemos sentir el color rojo tal como lo describe Tomás.
Como puede notarse, El libro negro de los colores nos propone una forma de lectura alternativa con la que reúne en un solo juego a lectores videntes e invidentes. Para este fin, todo el relato escrito está acompañada por una versión en braille, al mismo tiempo así que un abecedario braille aparece al final del libro para dar a conocer mejor este sistema de lectura. Es una experiencia sensorial única que puede enseñar y divertir mucho a grandes y a chicos. Por ejemplo, uno de los momentos más hermosos del libro ocurre cuando se “dibuja” un arcoíris y para ello se usa la silueta de varios objetos. Como resultado, encontramos un arcoíris hecho de plumas (amarillo), fresas (rojo) y césped (verde). En suma, aprendemos a “contemplar” los colores de un arcoíris usando solo nuestras manos.
El libro negro de los colores ha sido traducido a más de 12 idiomas y fue ganador del primer premio en la categoría Nuevos Horizontes de la Feria del libro infantil de Bologna 2007. No es para menos. Su peculiar diseño sirve eficazmente para acercar más a las personas. Poder compartir la experiencia de un invidente, al menos por un instante, puede desarrollar en los niños videntes una de las capacidades más hermosas del ser humano: la empatía. La lectura de este libro lo permite y de ese modo, tal como lo desearon sus autoras, contribuye con algo más que un grano de arena para que nuestro mundo sea un lugar mejor.
Invitamos a grandes y chicos a la lectura del libro del mes, El libro negro de los colores, este sábado 22 de agosto a las 5:00 p.m. en la Sala de Literatura Infantil Cota Carvallo. Nuestro horario de atención es de martes a viernes de 10 a.m. a 5 p.m. y los sábados y domingos de 10 a.m. a 6 p.m. Todos nuestros servicios son gratuitos.