Este mes de agosto se cumplen 46 años de la publicación de una novela muy singular: El cuerpo de Giulia-no (2014). Por este motivo, la Biblioteca Mario Vargas Llosa destaca como publicación de la semana la primera novela del versátil artista peruano Jorge Eduardo Eielson. Esta publicación contó con el apoyo de la Casa de la Literatura.
Por Antonio Chumbile, Biblioteca Mario Vargas Llosa
Han pasado 46 años desde que se publicó El cuerpo de Giulia-no y aún nos sorprende. Escrita durante la estadía de Jorge Eduardo Eielson en Roma por los años 50, esta novela representa una audaz incursión en narrativa que hasta el día de hoy se mantiene fresca y desconcertante gracias a su singular estructura, lenguaje y, sobre todo, sensibilidad.
La novela consta de veintidós capítulos que no están ordenados cronológicamente sino más bien responden a las emociones y recuerdos de Eduardo, un narrador muy conflictivo. Este personaje (sin duda, alter-ego del autor) narra sus experiencias de adolescencia y juventud transcurridas en la selva peruana, Milán, Venecia y Roma. Sin embargo, todos estos escenarios, ubicados en varios tiempos y abordados de distintas formas, estarán marcados por las relaciones directas que guardan con Giulia y Giuliano.
Puede considerarse a Giulia como uno de los personajes femeninos más memorables de la literatura peruana. Los recuerdos melancólicos y desgarramientos verbales de Eduardo surgen a raíz de que éste encuentra el cadáver de Giulia, su idílica amante, sobre una mesa mármol en la Morgue de Venecia. A partir de esta impresión, el narrador seguirá los impulsos de su nostalgia hasta el punto de combinar hechos y personajes o de poner en duda la propia veracidad de su historia. Y esto se debe, en gran parte, a la personalidad misteriosa y pendular de Giulia.
Curiosamente, los admiradores de la poesía de Eielson no serán decepcionados con esta novela. Además del estilo poético inconfundible que el autor impregna en varios capítulos, también se encuentran los temas pilares de su poesía: amor, cuerpo, arte y lenguaje. Este último tema es llevado hasta sus últimas consecuencias; hasta el punto de cuestionar el uso de sus palabras:
“Empleo, por lo tanto, solo palabras y letras blancas. Letras odiosamente lógicas, inexpresivas, letras de la prosa, de las cartas comerciales y las noticias diarias (…) Odiosas letras impresas cuyo veneno es la razón, el orden, la discriminación social, la guerra, las ideologías, el mal.” (Eielson, 2014: 119)
Esta desconfianza en la lógica del lenguaje escrito no solo afectará las reflexiones y sentimientos del narrador sino también la propia vida de sus personajes. El caso más notable es el de Giuliano, quien inicia sexualmente a Eduardo en la juventud para luego convertirse, muchos años después, en un empresario algo vulgar y muy obeso que solo piensa en tener nuevas fábricas. Debido a su parcial coincidencia de nombre y de cierta huella sexual con Giulia, el narrador va a compararlos constantemente hasta el punto de hacerlos coincidir –y confundir- en varios lugares, reflexiones y escenas imaginarias.
Eielson no solo explora los límites de la novela con el uso del lenguaje poético y los cambios de tiempo, sino también acercándose a otros géneros como la dramaturgia y las artes plásticas. Como acabamos de mencionar, existen escenas “imposibles” donde coinciden todos los personajes que estaban antes separados por amplios rangos de tiempo y espacio. De hecho, reaparecen personajes que ya estaban muertos, como la madre. Todo esto es llevado a la novela por un narrador ambiguo, contradictorio y en permanente situación de falta. La ausencia de Giulia (o como Eduardo prefiere llamarle: la Dogaresa) prácticamente regula el desarrollo y los quiebres de su historia. De este modo, Eielson logra en la narrativa gran parte de lo que luego alcanzaría a plenitud con su poesía y su arte plástica: fundir en una sola voz las pulsiones más intensas de la realidad humana. Menciono realidad, y no solo ser, porque en los capítulos finales el narrador va más allá de sí y plantea el uso de otros lenguajes (colores, nudos, formas) que puedan representar ideas tan vastas como universo, naturaleza, dios, vida y muerte (Eielson, 2014: p. 124).
El cuerpo de Guilia-no nos permite ubicar a Eielson en la definición con la cual se sentía más cómodo: artista. Un artista pleno cuya sensibilidad se impregna en cada género por el que transita. Esta novela, así como La primera muerte de María (2014), merece leerse más allá de los círculos académicos como una de las narraciones más singulares e intensas de nuestra literatura.
El cuerpo de Guilia-no de Jorge Eduardo Eielson pertenece a la colección de Literatura Peruana de la Biblioteca Mario Vargas Llosa de la Casa de la Literatura Peruana y la pueden consultar gratuitamente de martes a domingo de 10:00 am. a 7:00 pm.