Luis Urteaga Cabrera, cuya obra contribuyó a iluminar y enriquecer distintos espacios marginados en el país, ha fallecido. El autor, a quien distinguimos con el Premio Casa de la Literatura Peruana 2017, nos ha dejado, como estuvo en sus últimos años de vida, apartado de cualquier afán de reconocimiento y cerca de la escritura. A través de este comunicado hacemos llegar nuestras condolencias a sus familiares y amigos.
La obra de Urteaga Cabrera, que ha transitado por diversos géneros, ha mostrado un acercamiento solidario y testimonial hacia dos grupos sociales principalmente: los urbano-marginales y los amazónicos. Desde los adolescentes de la correccional de Maranga, en su novela Los hijos del orden (1973), así como los integrantes de la comunidad shipibo-conibo y la riqueza de su tradición oral en El universo sagrado (1991) y El arco y la flecha (1996), el autor, a través de la palabra escrita, nos ha sensibilizado y mostrado la situación de estos sectores apartados sea por barreras sociales, geográficas o culturales. En su experiencia amazónica Urteaga Cabrera desplegó, además, una labor pedagógica importante, a través de textos de educación ambiental e intercultural.
LITERATURA Y VIDA
Luis Urteaga Cabrera nació en la ciudad de Cajamarca el 1 de junio de 1940. Cursó estudios de Matemáticas en la Universidad de Trujillo y luego, en 1960, ingresó en la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Ese año participó en un proyecto de investigación en el Reformatorio de Menores de Maranga con el objetivo de mejorar las condiciones de vida de los internos, el cual daría origen a su novela Los hijos del orden.
En 1968 ganó el Premio Nacional de Cuento de la revista Visión del Perú por “La justicia no cae del cielo”, texto que no fue publicado hasta casi tres décadas después con el nombre de “Carretera de penetración”. Al año siguiente, en 1969, obtuvo el primer lugar en el Concurso Internacional de Novelas convocado por la revista Primera Plana y la editorial Sudamericana de Buenos Aires, en Argentina, por Los hijos del orden. El jurado estuvo conformado por Juan Carlos Onetti, Severo Sarduy y María Rosa Oliver. La novela debía ser publicada, tal como lo prometía el concurso, pero por intervención de la dictadura militar nunca vio la luz. El dinero del premio no fue entregado sino tiempo más tarde.
En 1972, Urteaga Cabrera presentó su obra aún inédita a la Bienal de Novela José María Arguedas, instituida por la firma Good Year y, de entre casi 100 novelas, el jurado conformado por los críticos José Miguel Oviedo, Abelardo Oquendo y Alberto Escobar, le dio el premio. En 1974 ganó el Premio Nacional de teatro Telecentro por la obra dramática Danza de las ataduras. La obra fue publicada en el número 10 de la revista Textual del Instituto Nacional de Cultura, en octubre de ese año.
En 1979 inició sus trabajos con las comunidades nativas ubicadas en la ribera del Ucayali, en la selva peruana. Esta actividad se prolongaría hasta el año de 1988 y sería la base para sus siguientes publicaciones: El universo sagrado (1991), El arco y la flecha (1996), y sus obras infantiles: El otorongo y el oso hormiguero y otras fábulas de la Amazonía (1992) y La tortuga y el otorongo negro y otras fábulas de la Amazonía (1996), siendo el primero de ellos galardonado con el prestigioso premio IBBY–International Boardon Books for Young People.
En 1995, la legendaria editorial francesa Gallimard publica la traducción de El universo sagrado con el título de L’univers enchanté des Indiens Shipibos. Une version littéraire des mythes et légendes de la tradition orale shipibo-conibo.
Sus participaciones públicas disminuyeron radicalmente hasta que en diciembre de 2014 el sello Casatomada reeditó su novela Los hijos del orden, que incluyó un testimonio inédito sobre la historia detrás de dicho libro. Asimismo, en 2015, dentro del IV Coloquio Internacional de Literaturas Amazónicas, se le organizó un homenaje, con la participación de Aliza Yanes y Roberto Reyes Tarazona, amigos y estudiosos de su obra.
En abril de 2017, la Casa de la Literatura Peruana reconoció su obra y trayectoria con su distinción institucional más importante.