En una emotiva ceremonia, el miércoles 15 de diciembre, al mediodía, la directora de la CASLIT, Dra. Karen Calderón Montoya, hizo entrega al escritor y Premio Nobel de Literatura 2010, Mario Vargas Llosa, la primera distinción “Casa de la Literatura Peruana”.
Este premio le fue otorgado al escritor: “En reconocimiento a su consolidada escritura y capacidad de inventar mundos imaginarios, que constituyen la herencia más valiosa que como peruanos podemos recibir. Esta Casa de los sueños vivirá eternamente agradecida por su obra”.
Fue con estas palabras que nuestra directora homenajeó, en nombre de toda la CASLIT, a Mario Vargas Llosa:
«Este es un año realmente emblemático para el Perú, pues las diferentes disciplinas académicas, las deportivas, las gastronómicas, han recibido merecidos galardones; y la cultura, especialmente, la literatura peruana, vive hoy una gran fiesta nacional.
Por primera vez, el Perú cuenta con un espacio dedicado solo a la literatura, para promover y fomentar el hábito de la lectura a través del conocimiento y la difusión de la tradición literaria peruana; funciones estas que tienen por objetivo, además, desarrollar el sentimiento y conocimiento de la identidad nacional.
Por estas razones, nació la Casa de la Literatura Peruana un 20 de octubre del 2009, con 16 salas de exposición que rinden homenaje a los escritores de la historia literaria de nuestro país y que tiene como centro y núcleo, una estación de lectura, que reúne más de 10 mil títulos, y que ha recibido a más de 15 mil lectores: la biblioteca Mario Vargas Llosa.
Y en octubre, también, el pasado jueves 7, nadie lloró en París y menos en Lima. Al contrario, el Perú amaneció con la gran sorpresa, la noticia más esperada por todos sus lectores: la Academia Sueca le había concedido, por fin, a Mario Vargas Llosa, el Premio Nobel de Literatura del presente año, por ser el escritor que mejor describe las cartografías de poder en las sociedades del mundo.
Coincidencia o no, octubre del año 2010, nos une Don Mario, en una coyuntura literaria de celebraciones, en patriotismo y, si me lo permite, de trabajo en común, trabajo arduo por darle a la literatura ese papel principal, protagónico, relevante, que nuestro país no ha estado acostumbrado a concederle.
Coincidencia o no, desde su visita en febrero pasado, cuando nos hizo el honor de acompañarnos e inaugurar la biblioteca que lleva su nombre, y donde nos deseó “tener muchos visitantes, lectores”, la Casa viene cumpliendo con sus objetivos y metas.
1) Hemos recibido y atendido a más de 650 mil visitas, más de 20 mil lectores en la Biblioteca Mario Vargas Llosa. Hemos suscrito convenios, realizado diversos proyectos literarios, y hemos, sobretodo, cumplido con nuestro objetivo de fomentar el hábito de la lectura incentivando el plan lector que promueve el Ministerio de Educación. Puesto que la Casa tiene una misión pedagógica y educativa, que suscribimos, si nos permite, con una idea que nos transmitió en su discurso de Estocolmo: “ Hay que repetirlo sin tregua hasta convencer de ello a las nuevas generaciones: la ficción es más que un entretenimiento, más que un ejercicio intelectual que agudiza la sensibilidad y despierta el espíritu crítico. Es una necesidad imprescindible para que la civilización siga existiendo, renovándose, y conservando en nosotros lo mejor de lo humano”.
2) Queremos lograr, y creo que lo vamos haciendo, que esta Casa sea el centro de actividades y producción literaria donde tengamos el registro de nuestros escritores, donde autores que inician su camino literario -o los ya conocidos y galardonados- presenten sus obras, donde se consuma literatura a través de los libros, pero también por medio del cine, el teatro, el cuentacuento, las exposiciones y talleres.
3) Coincidencia o no, su literatura está permitiendo que cumplamos con nuestros objetivos de llegar al millón de niños lectores habituales, proyecto que estamos desarrollando con la Organización ReCreo, promotores del plan lector. Queremos fortalecer, también, el concepto de identidad nacional, porque sus libros nos han hecho viajar y conocer la geografía del Perú pasando por la Selva, Costa y Sierra; la realidad de la violencia civil; de las diferentes clases sociales; de conmovernos y reír también; de gozar con la ternura y el mensaje de un libro infantil, territorio nuevo de la literatura donde acaba de incursionar con su reciente libro Fonchito y la luna.
A través de sus libros, podemos seguir forjando conciencia, libertad y descubrimiento en los nuevos jóvenes.
Cómo no rendir homenaje a nuestros escritores, a los que comienzan su trayectoria, empiecen ellos en la adolescencia o en el otoño de sus vidas. Muchos de ellos con sus primeros reconocimientos institucionales y en su ejemplar caso habiendo sido galardonado con todos los premios, incluyendo el Premio Nobel de la Literatura.
Cómo no rendir homenaje a quien nos enseña que la casa, la familia y los amigos, alimentan la escritura, y por esta razón permítame entregarle la primera distinción “Casa de la Literatura Peruana” en reconocimiento, cariño, gratitud y orgullo a su trayectoria literaria».