Con motivo del congreso internacional y exposición por el 50 aniversario de La ciudad y los perros, compartimos estos datos, algunos de los cuales fueron proporcionados por Luis Rodríguez Pastor, autor del libro Mario Vargas Llosa para jóvenes. Para más detalles sobre nuestros eventos, dé clic aquí.
1. Los tres nombres previos de la novela
La ciudad y los perros tuvo tres títulos antes de quedarse definitivamente con el que todos conocemos. Mario Vargas Llosa le puso primero La morada del héroe, en referencia al Colegio Militar y su “héroe”, Leoncio Prado. Luego pasó a llamarla Los impostores, con el que ganó el Premio Biblioteca Breve, en 1962. El crítico José Miguel Oviedo cuenta que el entonces joven escritor no estaba contento con este nombre. Según él, le sugirió dos títulos: La ciudad y la niebla –en alusión al cielo encapotado y gris de Lima- y La ciudad y los perros. “¡Ese es el título!”, dijo Vargas Llosa al escuchar la sugerencia de Oviedo.
2. Ninguna editorial aceptaba su novela
Mario Vargas Llosa terminó de escribir La ciudad y los perros en París, en 1961, después de tres años intensos de escritura y reescritura. El autor envió su manuscrito a diversas editoriales españolas y latinoamericanas, pero todas las rechazaron. Su amigo, el hispanista francés Claude Couffon, fue quien le recomendó enviarla a la pequeña editorial Seix Barral, dirigida por el audaz Carlos Barral, quien lograría evadir la censura del gobierno del dictador Francisco Franco.
3. Cuestión de sinónimos
Los censores del franquismo le hicieron cambiar al autor algunas palabras que consideraban inadmisibles. No toleraron que un coronel tuviera un “vientre de ballena”, porque a su juicio ridiculizaba a la institución, pero sí aceptaron “vientre de cetáceo”. Además se escandalizaron porque Mario Vargas Llosa escribió que el capellán del colegio merodeaba burdeles, pero sí aceptaron que el autor lo cambie por “prostíbulo”.
4. Amenazaron con enjuiciarlo
En 1964, el fundador del Colegio Militar Leoncio Prado, general José del Carmen Marín, anunció que enjuiciaría a Mario Vargas Llosa, a quien calificó de “comunista” y “morboso”. La Sociedad Peruana de Escritores consideró este anuncio como “un peligroso brote de inquisición”.
5. La quema de los libros
La furia desatada en el Ejército por la novela conllevó a un supuesto acto que hasta hoy es una leyenda urbana: la quema de mil ejemplares de la edición peruana de La ciudad y los perros en el patio del Colegio Militar Leoncio Prado. Este rumor catapultó el éxito de la obra.
6. Una novela sin dedicatoria
La ciudad y los perros es uno de los pocos libros de Vargas Llosa que no tiene dedicatoria. Y entre sus novelas más célebres, la única. Sus otras entregas narrativas sin dedicatoria son Los jefes (1959) e Historia de Mayta (1984).
7. El Jaguar era nieto de Francisco Bolognesi
El cadete en el que se inspiró Vargas Llosa para construir la figura del Jaguar se llamaba Estuardo Bolognesi. En su libro El cadete Vargas Llosa, el periodista Sergio Vilela afirma que este era nieto de El Héroe de Arica, el coronel Francisco Bolognesi. Quienes conocieron de cerca al joven cadete decían que era burlón y “trompeador”.
8. Vargas Llosa no ‘entendió’ su propia novela
Cuando la novela se tradujo al francés, Vargas Llosa se reuniría con el crítico literario Roger Callois, y en el encuentro este le expresó convencido de que, a diferencia de lo sugerido por la obra, el Jaguar no mató al Esclavo, pero se atribuyó su muerte para recuperar la autoridad entre sus compañeros. “¡Usted no ha entendido la novela. Reflexione!”, le espetó el francés al Nobel.
9. Traducción y ‘traición’
La ciudad y los perros ha sido traducida a más de 30 de idiomas, siendo la edición en francés la primera que salió a la luz en 1966, respetando el nombre original (La ville et les chiens). Sin embargo en inglés la novela se titula The time of the Hero (El tiempo del héroe), mientras que la primera versión portuguesa llevó por nombre primero Batismo de fogo y luego A cidade e os cachorros.
10. “¡Qué me mira, cadete! ¿Quiere que le regale una fotografía mía calato?”
La famosa frase que pronuncia el Teniente Gamboa en la versión cinematográfica de la novela no pertenece a Mario Vargas Llosa. Aunque la cinta capta el espíritu de la obra, esta ocurrencia –que tampoco estaba en el guion de José Watanabe- provino de los actores Gustavo Bueno quien encarna a Gamboa y Ramón García, quien le contó a aquel una de las anécdotas de su paso por el colegio Leoncio Prado.