“Abisa a todos compañeros pronto”, tercera sección de muestra sobre César Vallejo

(Foto: Diego Díaz)
(Foto: Diego Díaz)

En la Sala de Exposición 1 de la Casa de la Literatura Peruana, se encuentra la exposición Ya viene el día. César Vallejo, el fervor y la palabra, la cual, a través de tres secciones, plantea un redescubrimiento de la obra poética vallejiana y a la figura del autor. Es así como la tercera sección, Abisa a todos compañeros pronto, muestra cómo el autoritarismo y la injusticia crecieron vertiginosamente con el fascismo. Es ahí donde Vallejo cuestiona el papel de los intelectuales contra la barbarie: cómo escribir, qué decir, y qué hacer. Todas estas preguntas surgen en el contexto de la Guerra Civil Española, en donde la poesía vallejiana convoca un futuro donde la palabra es para todos, es decir, colectiva.

Esto se puede apreciar en dos objetos de la muestra: en la fotografía “Concurrentes al meeting de desocupados celebrando el miércoles por la mañana” y el poema “Los nueve monstruos”. El primero muestra a un grupo de personas haciendo una huelga por la falta de comida y trabajo; hecho que refleja la injusticia social que Vallejo reclama en su escritura. Por otro lado, el poema habla del dolor que sienten las personas en los ámbitos económicos, la educación, la alimentación y demás, la cual es deficiente en aquel contexto de la época.

Esta sección posee dos apartados que narran estas problemáticas sociales y políticas que enfrenta Europa. Es así como, Por el analfabeto a quien escribo relata la forma en que Vallejo indaga constantemente en la función de la literatura y el arte en la vida, lo que genera que se involucre en los debates políticos e intelectuales de la época, y se acerque al marxismo. A partir de ello, entre 1928 y 1931 visita tres veces la Unión Soviética para conocer de primera mano esta experiencia. Mientras que, en España, escribe diversas crónicas periodísticas y participa en eventos culturales donde intercambia cuestionamientos en torno al lugar del escritor y el compromiso que estos deben poseer con lo social. Esto hace que su escritura se renueve, ya que la concibe como un terreno en el que emerge el decir y sentir del ser humano.

Estos cambios en la mentalidad de Vallejo y la función del escritor, se puede apreciar en sus intercambios con José Carlos Mariátegui. Ahí Vallejo le dedica un libro y le escribe una carta, en donde reconoce su amistad, la necesidad de “la lucha”, y la promesa de Vallejo de publicar en la revista Amauta. Asimismo, estas expediciones a la Unión Soviética se pueden apreciar en un fotografía en donde aparece Vallejo en reunión con diversos escritores soviéticos en Rusia, en 1928.

Más adelante, otros objetos que se pueden ligar con los viajes de Vallejo a Rusia y su nueva ideología social y política, pueden apreciarse en el libro Rusia en 1931 (reflexiones al pie del Kremlin), donde mediante crónicas y reportajes Vallejo reúne sus impresiones sobre los alcances de la revolución comunista en Rusia.  Asimismo, este compromiso con la sociedad ha quedado retratado en las fotografías de los asistentes al II Congreso Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura en 1937, en donde se ve a César Vallejo junto a otros escritores comprometidos socialmente como Nicolás Guillén, Juan Marinello, Pablo Neruda, Raúl González Tuñón, entre otros.

Por otro lado, se encuentra el segundo apartado de la sección titulado Solía escribir con su dedo grande en el aire, el cual se centra, a grandes rasgos, en la Guerra Civil Española y el lugar de la palabra. Aquí se puede apreciar cómo Vallejo sigue de cerca la Guerra Civil Española (1936-1939), en donde, en medio de la expansión del fascismo y el comunismo, los trabajadores y campesinos reaccionan contra la opresión de la Iglesia, la explotación laboral y la represión militar. Esta concientización se hace a través de afiches, folletos, cartillas de alfabetización, entre otros, los cuales impulsan la educación como una forma de afrontar la guerra. En este contexto, la voz y la escritura son su única defensa y Vallejo reconoce ello.

Asimismo, los periódicos, los informes y testimonios cobran relevancia para él porque alimentan sus ideales y le transmiten información para comprender la guerra. Todo esto permite que Vallejo escriba diversas crónicas periodísticas, en las cuales advierte sobre la violencia; pero, sobre todo, la vigencia de la fraternidad. Es por ello que, en su poesía, incluye la voz de las víctimas; hecho que convierte a la palabra en un impulso ante la derrota y una oportunidad para restablecer la esperanza.

Todo esto se concentra en España, aparta de mí este cáliz (1939), donde los protagonistas son los campesinos, los obreros y los milicianos. Un ejemplo de ello es el poema “Pedro Rojas”, donde plasma con angustia la muerte de un campesino en la guerra. Este mensaje, aparece en el testimonio Doy fe… (1937), del escritor español Antonio Ruiz Vilaplana que se encuentra en la exposición.

Al mismo tiempo, la materialidad de este libro reúne a quienes luchan por la vida, debido a que, en el taller donde se imprime, los milicianos elaboran el papel y echan a andar las máquinas. Allí, ellos depositan su forma de entender el mundo, la cual está bañada en un escenario de muerte y destrucción; pero, tanto ellos como Vallejo, encuentran en aquel libro un lugar donde plantar su voz. Esto, a su vez, ha sido retratado en las fotografías y mecanografiados que bañan la última pared de la muestra, en donde se aprecian a estos hombres de lo que Vallejo escribe y la abadía de Montserrat, que era el lugar donde se imprimían varios escritos.

Asimismo, en el fragmento del poema III de España, aparta de mí este cáliz, aparece una voz que busca ensalzar la figura de Pedro Rojas, para los milicianos, mártir por haber fallecido en la guerra. Sin embargo, al final, esta voz se vuelve esperanzadora, la cual arenga la causa de los hombres comunes sobre los que Vallejo escribía tanto.

Más adelante, al igual que en la sección anterior, se encuentra una vitrina roja al centro de Abisa a tus compañeros, la cual posee manuscritos y mecanografiados que corresponden a los poemas que César Vallejo dejó inéditos luego de su fallecimiento en 1938. Gracias a la labor de su esposa Georgette Vallejo, estos poemas se publican en los poemarios póstumos Poemas humanos (1939) y España, aparta de mí este cáliz (1938). Algunos de los poemas que se encuentran en la vitrina son: “Tengo un miedo terrible”, “Un hombre pasa con el pan al hombre”, “Himno fúnebre a los escombros de Durango” y demás. Asimismo, se encuentran algunas publicaciones producidas en el contexto de la Guerra Civil Española como afiches y propaganda antifascista.

Finalmente, al lado derecho de esta sección, se encuentra un cuarto negro con la obra electrónica de César Bolaños, en la cual, a través de sonidos y murmullos, traduce la sensación que el poema Intesidad y altura le generó.

La exposición Ya viene el día. César Vallejo, fervor y palabra se puede visitar desde el martes hasta el domingo, de 10:00 a.m. a 7:00 p.m., en la Casa de la Literatura Peruana hasta noviembre del 2022.