Se llamaba en realidad Edmundo, pero usó como nombre César, por el gran Vallejo. César Lévano La Rosa falleció este sábado 23 de marzo a la edad de 92 años y ha dejado un sentido vacío en el periodismo nacional. El maestro Lévano —como también lo llamaban— era un periodista de pluma elegante y culta, pero a la vez directa a la hora de expresar sus puntos de vista.
Docente retirado de la Escuela de Comunicación de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Lévano se desempeñó hasta el momento de su muerte como director del novel semanario Perfil.
Hablar de su trayectoria nos remite a los años del periodismo combativo, de férreas y honestas convicciones. Con Lévano ha partido también una forma decente de hacer periodismo.
Redactor estrella de la revista Caretas en su juventud y madurez, don César tuvo también una sensibilidad social que le venía de sangre. Su padre, Delfín Lévano, y su abuelo fueron dirigentes sindicales. Sus convicciones políticas le valieron persecuciones e incluso la cárcel. Estuvo recluido en El Sexto y en la cárcel de la isla El Frontón, durante el régimen de Manuel A. Odría.
Este año había publicado un viejo proyecto en forma de libro titulado Las ocho horas. La historia real de una conquista exclusivamente obrera, donde retrata la lucha del movimiento sindical peruano.
Lector ávido, poseía una exquisita biblioteca con títulos imprescindibles de literatura y ciencias sociales. Era amante de la música, del teatro y las artes también. Lévano alternó con nuestros más grandes escritores. Conocida es su gran amistad con el poeta Juan Gonzalo Rose, a quien animó a compartir con sus lectores sus apreciaciones sobre la poesía.
Desde la Casa de la Literatura expresamos nuestras condolencias a la familia, lectores y amigos de don César Lévano.
Nota: se anunció que sus restos serían velados en la Casona de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, ubicada en el Parque Universitario.