Ya es tiempo de empezar a rastrear los libros clásicos de la literatura peruana de los años noventa. Te invitamos a leer esta muestra de buen rock e irreverencia en Zona Dark (1991), el primer poemario de Montserrat Álvarez.
Por Antonio Chumbile, Biblioteca Mario Vargas Llosa
A veces, el tiempo hace justicia. Los años transcurridos desde la década de los noventa pueden servir para identificar y destacar mejor las obras literarias que nos ha dejado este período. La mayoría de críticos coincide en que esta etapa de nuestra poesía fue marcada por la escasez de proyectos colectivos, un fuerte individualismo en el estilo de los autores y la instauración del neoliberalismo en el país. Ciertamente, se veían cada vez más lejanas las utopías y las consignas políticas planteadas por Hora Zero y Kloaka. Sin embargo, como tenía que ser, se mantuvo el sentido crítico y el inconformismo entre algunos artistas. Una de las muestras más contundentes y personales de estos desencuentros y desacuerdos lo podemos encontrar en el libro Zona Dark (Lima, 1991) de Montserrat Álvarez.
Sin el respaldo de alguna editorial reconocida, impreso en los talleres de Oswaldo Iguchi, Zona Dark ha sabido mantenerse como un gran referente de la poesía de los años 90, a pesar de no contar con ninguna reedición. El primer libro de Montserrat Álvarez irradia rebeldía e irreverencia a través de un estilo muy directo que constantemente expresa una voz marginada y disidente con las normas de la época. En el poemario abundan personajes que resisten o han sufrido el desdén de una sociedad alienada que, en este caso, es representada por la ciudad de Lima. Este conflicto, sumado a un lenguaje veloz, al uso coloquialismos y referencias al movimiento underground, hacen de este poemario un libro intenso y singular.
Montserrat gusta mucho de ironizar contra el poder y todo discurso que busque imponerse para limitar la creatividad de cada sujeto. Lima, “una ciudad babeada por los lobos” (p. 31), te deja pocas opciones para encontrar tu propia personalidad. Al inicio, la ciudad es descrita como un lugar lleno de “lógicos matrimonios / planificadas vidas, besos planificados” (p. 16) que deja poco espacio a la espontaneidad o a una vida libre de estereotipos. Sin embargo, en el libro este orden es cuestionado y transgredido constantemente por sujetos a los que se retrata poéticamente, tales como Gregorio Samsa, Luis Hernández, Marilyn Monroe o en poemas como “Peter Punk”, “La más rayada”, “Rey Subterráneo”, entre otros. Como se puede notar, ya no se denuncia mucho una marginación económica sino más bien cultural y social. Es un poemario que busca evidenciar y ridiculizar la superficialidad y el materialismo que impone el mercado: “Bien sé desde hace tiempo vengo incumpliendo mis deberes / que no hice lo debido en el lugar preciso en su momento (…) el reproche congela mi vergüenza en un bloque que puedo tirar a la basura.” (p. 187)
Un personaje clave en este libro es Caín. Además de lo cercana que se debe sentir la poética de Montserrat a este personaje bíblico, en el poema “Caín arrepentido” podemos reconocer su necesidad de hallar alguna verdad a la cual poder asirse. A partir de aquí, el poemario resulta algo más que un grupo de discursos rebeldes e irreverentes contra el sistema. Encontramos ciertos dilemas existenciales a los cuales se suelen enfrentar los poetas que no solo se preguntan por la calidad de un poema sino además por el sentido de la poesía y el sentido de sus propias vidas. Es decir, no solo se cuestiona lo que a primera vista debe señalarse: religión, política, alienación, etc. Montserrat también se cuestiona a sí misma y a todos sus posibles ideales y dioses: “¿Qué dios será mi dios, qué dios será / el dios de la miseria, del odio, del horror? / Solo sé que mi culpa no merece / ni un dios que la castigue” (p. 65). Consideramos que esta naturalidad para cuestionarlo todo proviene de un carácter fuerte y firme que impregna todo el poemario, incluso en las secciones más existencialistas y mitológicas, como en “La verdad” (p. 63) o en el capítulo que da título al libro: “Zona Dark” (p. 101).
En sus más de 70 poemas, Zona Dark se extiende por varios temas y personajes que tienen en común su desacuerdo con el mundo. La ironía y la irreverencia hacen que sus cuestionamientos lleguen a nosotros con una frescura que parece propia de estos tiempos. Montserrat nos invita a resistir desde lo marginal pero también a disfrutarla, “cruzando con el viento las veredas, / riéndome del Arte, de Dios y de los hombres.” (p. 189).
El libro Zona Dark, de Montserrat Álvarez, forma parte de nuestra Colección de Literatura Peruana y se encuentra disponible en la Biblioteca Mario Vargas Llosa de la Casa de la Literatura Peruana. Pueden consultar el texto gratuitamente de martes a domingo de 10:00 am. a 7:00 pm.