Por Micaela Montes Reyes
En la Sala de Exposición 1 de la Casa de la Literatura Peruana se realizó la exposición Ya viene el día. César Vallejo, el fervor y la palabra, la cual planteaba un redescubrimiento de la obra poética vallejiana y la figura del autor. Es así que se exhibían manuscritos originales de algunas de las obras más importantes de Vallejo, tales como Los heraldos negros (1918), Trilce (1922), Escalas (1923), Poemas humanos (1939), además, de una reproducción del poemario España, aparta de mí este cáliz (1939). A continuación, contaremos la historia de las publicaciones de estas obras.
Los heraldos negros (1918)
Los heraldos negros (1918) es el primer poemario de César Vallejo, el cual se centra en el hogar, la familia, el terruño, la religión, entre otros temas. Es decir, es una obra bastante íntima centrada en la nostalgia, la tierra en la que uno nace, las escenas cotidianas, ritmos modernistas y algunos motivos religiosos. Los poemas fueron escritos en Trujillo y Lima durante la juventud de Vallejo.
Sobre esta obra hay un dato curioso. Según afirma Marta Ortiz Canseco, en la revista Libros y Artes de la Biblioteca Nacional del Perú, si bien la fecha de publicación del poemario indica 1918 –porque entró a la imprenta entre junio y julio de ese año–, este, en realidad, fue publicado en julio de 1919. Esta demora se debió probablemente, según nuestra investigadora Yaneth Sucasaca, por la espera de un prólogo que nunca llegó, el cual iba a ser escrito por Abraham Valdelomar. Sin embargo, la muerte del Conde Lemos truncó este deseo del poeta.
Debido a ello, César Vallejo decidió no colocar un prólogo a su texto, sino cambiarlo por un epígrafe que dice: “Qui pótest cápere capiat”; es decir, “Quien pueda entender, que entienda”, palabras citadas de la Biblia o, como Vallejo la llama, El Evangelio. Esto demuestra la relación que este tenía con la religión y el tono del poemario. Finalmente, Los heraldos negros fue publicado en la imprenta Souza Ferreyra. Dicha edición, facilitada por el coleccionista Walter Sanseviero, es la que se encuentra actualmente en la exposición.
Trilce (octubre 1922)
Trilce (1922) es uno de los poemarios más conocidos de César Vallejo, escrito —en gran parte—, en la penitenciaría de Trujillo entre 1920 y 1921. Esta experiencia marcó profundamente a Vallejo y se refleja en la dualidad entre el espacio en el que se encontraba (la cárcel) y su necesidad de libertad.
En diciembre de 1921, ya en Lima, Vallejo ganó un premio de 150 soles en un concurso literario, lo cual permitió financiar la impresión de Trilce. Debido al renombre de sus talleres tipográficos, el poeta eligió a la Penitenciaría de Lima para que su obra vea luz. El tiraje fue de 200 ejemplares con un precio de venta de 3 soles.
Un dato curioso de Trilce es que originalmente no iba a ser llamado así, sino con el nombre de Cráneos de bronce bajo el seudónimo de César Perú. Sin embargo, sus amigos, entre burlas y críticas, lo convencieron de que modificara el título. No obstante ya habían sido impresas las primeras 3 páginas del libro y el impresor le dijo al poeta que la reposición de las hojas con los cambios costaría 30 soles de oro más o 3 libras peruanas de aquel momento. Según el testimonio de Francisco Xándoval, un amigo cercano de César Vallejo, el nombre Trilce se le ocurrió en ese momento debido a la deformación y alargamiento de la palabra “tres”.
Sin embargo, en una entrevista hecha en España, en 1931, Vallejo respondió que la palabra «trilce» no quiere decir nada y simplemente la había inventado. Otros estudiosos afirman que este título es la unión de las palabras “triste” y “dulce”. Mientras que otra posible explicación es que Trilce es el nombre de una flor de Santiago de Chuco, lugar en donde nació el poeta. Lo cierto es que no existe ninguna teoría totalmente satisfactoria con respecto al nombre de la obra.
A partir de ello, es conocido que Trilce consta de 121 páginas de texto y con el prólogo de su amigo Antenor Orrego. Mientras que en la portada aparece una imagen del poeta dibujado a lápiz por Víctor Morey Peña. Además, este fue uno de los tres libros –acompañado por Los heraldos negros y Escalas– publicado en Perú antes de su viaje a París en 1923.
Se dice que Vallejo escogió el panóptico debido a su paso anterior por la cárcel de Trujillo. En otras palabras, después de aquella experiencia, Vallejo comenzó a ver a la prisión con otros ojos y lo que esta representaba. Este hecho puede ser interpretado, por un lado, como un acto de reivindicación porque ahora podía ejercer su libertad como ciudadano y como poeta entrando y saliendo de la prisión cuando quisiera únicamente para la supervisión de la impresión de su libro.
En la exposición de la Casa de la Literatura se incluyeron dos ejemplares de las primeras ediciones de los coleccionistas Jorge Kishimoto y Walter Sanseviero.
Escalas (1923)
Escalas (1923) es una colección de cuentos y de relatos de César Vallejo, la cual también fue escrita en su mayoría en la Penitenciaría de Trujillo e impresa en los Talleres Tipográficos de la Penitenciaría de Lima. Esta obra está compuesta por dos partes: Cuneiformes y Coro de Vientos. La primera está conformada por seis textos con algunos tintes autobiográficos sobre las dolorosas experiencias vividas por Vallejo en la cárcel de Trujillo. Mientras que, la segunda parte, presenta seis cuentos macabros y fantásticos que poseen la influencia del escritor estadounidense Edgar Allan Poe. Asimismo, posee un epígrafe del poeta y ensayista Atenor Orrego que abre la obra con las siguientes palabras: “Primero el pensamiento, después la razón”.
A su vez, un dato curioso de la obra es que su nombre Escalas melografiadas es el incorrecto, ya que este solo debería ser Escalas. La inclusión de melografiadas se debe a una mala interpretación surgida posteriormente: en la cubierta del libro de la primera edición se puede leer en letras grandes Escalas, y más abajo, en letras más pequeñas, melografiadas conectada con las siguientes líneas: por César Vallejo. El error surge debido al desconocimiento del significado de la palabra melografiadas que equivale a “escritas”. Entonces, el título original sería Escalas escritas por César Vallejo, el cual, en la portada interior del libro, aparece correctamente.
Ahora bien, gracias a la clasificación de los papeles y libros de un íntimo amigo francés de Vallejo, Rolland-Simon, llevada a cabo por su hermana Alice Gascar, quien, en los años 90, descubre un ejemplar de la primera edición de Escalas, se puede conocer el origen de esta obra; así como, la infinidad de correcciones manuscritas efectuadas por el mismo Vallejo. A partir de ello, la historia de este ejemplar empieza como parte de los bienes del padre de César Vallejo quien lo mandó a encuadernar en la Librería Imprenta Gil en Lima, y que, a su vez, posee una dedicatoria escrita a mano por parte de su hijo.
Sin embargo, cuando su padre fallece en 1924, Vallejo recupera el libro y se lo lleva a París, Francia. Ahí conoció a Rolland-Simon, un militante comunista, hispanista y traductor que trabó amistad con los escritores españoles y latinoamericanos que eran partidarios de la República durante la Guerra Civil española. Es así como, este se convirtió en uno de los pocos amigos íntimos de Vallejo y Georgette. Según Claude Couffon, es probable que Rolland-Simon le pidiera a Vallejo un ejemplar de Escalas melografiadas con la finalidad de traducir todo el libro o algunos textos al francés. A partir de ello, Vallejo le prestaría su único ejemplar, el cual ya poseía correcciones al este imaginar una reedición definitiva.
No obstante, el poeta falleció en 1938 sin tiempo ni oportunidad de recuperar su ejemplar y editarlo en su totalidad para la nueva versión. A partir de ello, se sabe que Rolland-Simon se quedó con el ejemplar hasta que, durante la ocupación alemana en Francia, como este era miembro de la Resistencia y corría peligro, le envió sus papeles personales a su hermana en donde se encontraba el libro de Vallejo.
En 1944, Rolland-Simon falleció por las balas disparadas desde un carro de combate alemán, y es así como, el ejemplar de Escalas quedó en el olvido hasta en los años 90, en donde Alice lo volvió a descubrir y se lo regaló a Claude Couffon, el editor de una nueva edición de Escalas que posee los manuscritos de Vallejo y sus correcciones. Finalmente, este libro llegó a la exposición Ya viene el día. César Vallejo, el fervor y la palabra gracias al préstamos de la primera edición por parte del archivo Walter Sanseviero.
Poemas humanos (1939)
Poemas humanos (1939) es un conjunto de poemas escritos por César Vallejo entre los años 1931-1937, los cuales fueron publicados póstumamente por su viuda Georgette Vallejo y el historiador Raúl Porras Barrenechea, quienes tomaron las decisiones del orden de los poemas y la manera en que el poemario iba a tomar forma. A su vez, esta obra posee un colofón de Luis Alberto Sánchez y Jean Cassou. Poemas humanos se encuentra en la exposición gracias al préstamo del libro por parte del archivo Jorge Kishimoto.
Asimismo, la primera edición de este poemario fue publicada en París, por parte de la imprenta francesa Les éditions des presses modernes au Palais-Royal en julio de 1939. También, dentro de esta, los editores anteriormente mencionados, incluyeron en este volumen lo que más tarde sería Poemas en prosa y, también, los quince poemas de España, aparta de mí este cáliz, que ya había adquirido forma en su edición casi perdida hecha en Monserrat, España por parte del bando republicano pocos meses antes del fin de la Guerra Civil Española en 1939, historia de la cual, se hablará a continuación.
España, aparta de mí este cáliz (1939)
España, aparta de mí este cáliz (1939) es un poemario póstumo conformado por 15 poemas basados en el realismo socialista en el contexto de la Guerra Civil española. La historia de su publicación se remonta hacia 1938 cuando se estableció, en el Monasterio de Montserrat, en Cataluña, el Hospital de la Sangre y la Unidad de Imprentas del Ejército del Este. La dirección de esta imprenta clandestina estaba a cargo del poeta e impresor español Manuel Altoaguirre, quien relataba cómo los Voluntarios de la República se apropiaron de una fábrica de papel abandonada en las cercanías del Monasterio.
Es en esta imprenta clandestina donde se imprimió España, aparta de mí este cáliz. A partir de ello, un estudioso del tema, Juan Larrea, había dado dos versiones acerca del destino de la primera edición de esta obra. La primera es que la obra se empezó a imprimir, pero se detuvo debido a ataques del enemigo. Mientras que, la segunda versión, afirma que el libro se llegó a publicar, pero cayó en manos del enemigo cuando comenzaba a distribuirse. Es así como, esta última, por mucho tiempo fue la versión oficial y aceptada por los críticos de la obra vallejiana.
Sin embargo, en 1973, Juan Gilabert, a partir de la publicación de un artículo sobre este tema, recibió una carta anónima. Ahí, un exvoluntario de la República señalaba el error que existía en las versiones de Larrea, ya que, le dice que él mismo había participado en la edición e impresión de la obra de Vallejo; asimismo, le asegura que, durante ese año, varios ejemplares fueron terminados, y le cuenta que él posee uno de aquellos ejemplares y tal vez otros de los que trabajaron ahí también tenga una copia. Este suceso modificó todas las ideas que se tenían sobre la publicación y su existencia.
Es así como, Julio Vélez y Antonio Merino, inician una búsqueda para encontrar al menos un ejemplar de España, aparta de mí este cáliz. Sin embargo, se dieron con la sorpresa de encontrar, en el mismo Monasterio de Montserrat, hasta cuatro copias de esta obra, junto a obras de otros autores como Pablo Neruda y Emilio Prados. Asimismo, algunos datos curiosos que se cuentan sobre el Monasterio y la obra de Vallejo es que los mismos soldados trabajaron en el molino donde se hacía la mezcla de la materia prima para obtener el papel, el cual está formado por ropas, vendajes, trofeos de guerra, banderas enemigas y uniformes de soldados italianos y alemanes.
Dentro del libro, se puede apreciar un prólogo de Juan Larrea, poeta y ensayista español, y un retrato de César Vallejo realizado por Pablo Picasso en 1938 a partir de antiguas fotografías del poeta, ya que el pintor nunca lo conoció. Este dibujo fue realizado directamente sobre un stencil u hoja de cera empleada, en aquellos años, por los aparatos multicopistas. El dibujo que se aprecia en España, aparta de mí este cáliz es uno de los 3 bocetos que hizo Picasso de Vallejo. Asimismo, se puede leer más abajo que los soldados de la República “fabricaron el papel, compusieron el texto y movieron las máquinas”, es decir, ellos mismo construyeron ese libro con sus propias manos en tiempos de guerra de independencia, como le llamaban ellos.
Esto puede llevar a una reflexión bastante poética de España, aparta de mí este cáliz, la cual, fue impresa y compuesta por los mismo voluntarios de la República, los cuales terminaron imprimiendo los versos que relatan sus hazañas y esperanzas. Es así como la poesía toma la forma de una gesta colectiva en cuya producción participan todos los hombres, desde los soldados que pelean por su libertad, hasta el enemigo que se encuentra física y simbólicamente en la obra. A partir de ello, se cumple el proyecto poético vallejiano de proletarizar la poesía y devolverle a las palabras su contenido social universal. Finalmente, solo existe un ejemplar de la primera edición de esta obra y se encuentra en la Biblioteca de la Abadía de Montserrat en España. En la exposición se puede apreciar una tablet con todos los detalles y escritos de la obra.
La exposición Ya viene el día. César Vallejo, el fervor y la palabra, en donde se encuentran todas estas obras, se puede visitar de martes a domingo de 10:00 a.m. a 7:00 p.m., en la Casa de la Literatura Peruana. La muestra estará abierta hasta el domingo 20 de noviembre de 2022.